Desgraciadamente, no conocía a mí abuelo Santiago. Me quedan todos los recuerdos que me transmitía mi padre, que estaba muy orgulloso de él, al igual que todos sus hijos, y me hablaba mucho de él.
Era un hombre trabajador y amante de su familia, por la que luchó mientras tuvo fuerzas. Por lo que sé, nunca hizo nada en contra de su mujer, sino que ambos estaban de acuerdo en proporcionarles una vida mejor a sus hijos. Por eso decidieron de mutuo acuerdo venirse A Estrada, donde fundaron su empresa. Y aquí fue donde nació mi padre, aunque fue bautizado en Santiago de Compostela en la iglesia de Santa Susana.
Con el traslado a A Estrada, mi abuelo sacrificó su trabajo de encuadernador en el Seminario Mayor para dedicarse de lleno a su familia aquí, de la que se sentía muy orgulloso, al igual que hoy su memoria nos hace sentirnos a todos orgullosos a todos sus nietos, ya que por desgracia no vive ninguno de sus hijos.
Allí donde esté, esos nietos que con cariño y orgullo lo recordamos, le mandamos un beso. Besos, Papá Santiago.