En busca de las entrañas de la catedral del románico en Ventosa

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

AGOLADA

Daniel González Alén

Arsenio Galego descubrió oculto, enterrado a 50 centímetros, el suelo primigenio y original del templo

19 feb 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Cualquier edificio antiguo esconde secretos ocultos y las iglesias, que al igual que muchas viviendas fueron creciendo con los años, sumando añadidos y reformas, no son una excepción. Cada vez que se realizan obras, es frecuente que aparezcan los vestigios de lo que fueron en el pasado. Prueba de ello es la iglesia de Donramiro o la de Palio. Basta empezar a desnudarlas hasta llegar al esqueleto para que salgan a relucir piezas, restos de pintura o detalles que cuentan historias antiguas.

El domingo en la iglesia de Donramiro, el conselleiro de Cultura, Román Rodríguez, anunciaba futuras actuaciones en la iglesia de Ventosa, considerada la catedral del románico rural en Galicia. Significaba que los estudios preliminares ya estaban hechos para determinar las acciones a llevar a cabo pero reconocía que «o máis difícil vai ser a conceptualización do proxecto para determinar a actuación a executar».

El que fue sacerdote de esta parroquia durante décadas, Arsenio Galego Méndez, apuntaba ayer una posible actuación que a su entender podría ser interesante, en el caso de que se pudiera actuar en ella, y que consistiría en recuperar el suelo primigenio del templo que el cursa apunta «está oculto e enterrado a unhos 50 centímetros do piso actual». Indica que «descubrino o dar con unhas pedras, porque a xente antes sentábase pegada a parede da igrexa. Busquei un oco e atopeino por baixo». Para el sacerdote «o ideal sería buscar esa piso primitivo da igrexa románica».

Cree que no sería fácil porque hay enterramientos bajo el suelo de la planta de la iglesia y piedras con el signo de los canteros que las realizaron y que igual todo eso no se puede mover. Apunta que las piedras actualmente «non quedaron ben postas, unha vez que as moveron no seu día».

Bajo el piso, en las entrañas del templo, se oculta también una parte de su historia.

Que las obras fuesen añadiendo capas no es nada nuevo. En la iglesia de Palio, hubo que excavar y ahondar para dar con el suelo primigenio del tempo, que ofrece otra visión de los elementos del interior. A base de subir el nivel con los años y al ir creciendo en altura el suelo con el paso de los siglos, el altar y otros elementos del interior pasaron a ofrecer una perspectiva distorsionada y muy distinta de lo que era en origen.

Necesidades

En cuanto a las necesidades del templo, Arsenio Galego apunta la aparición de algunas goteras recientes en la sacristía y la necesidad apuntaba, señaló por los responsables de Cultura, de actuar para acabar con algunas filtraciones y humedades. Anteriores e importantes inversiones de Cultura ya pusieron en valor el interior de este templo en Agolada que en el 2012 celebraba su 8000 cumpleaños, dotando al templo de un nuevo tejado y llevando a cabo la restauración de las imágenes de los baldaquinos con imágenes del antiguo y el nuevo testamento. El 1985 fueron desmontados y las piezas lucen desde entonces clocadas en los muros laterales de la nave central.

Arsenio Galego, en la actualidad jubilado parcialmente, se ganó el sobrenombre de «o cura das obras» y a su mediación y empeño se debe la puesta a punto de muchos templos. Para el es «un orgullo e unha satisfacción moi grande» haber dejado «todas a igrexas preparadas». Destaca la cantidad de personas de todas partes que llegan a la iglesia de Ventosa para verla. Los que lleguen y la encuentren cerrada podrán recabar información en los paneles con las imágenes del interior colocadas en el exterior.

Ayer el cura, que se sigue ocupando de las parroquias de Vilariño y Santa Comba, a las que sumará próximamente la de Esperante, apuntaba también que le gustaría que se hiciera algo en la rectoral de Ventosa, pegada a la iglesia, y necesitada de «un tellado novo», aunque «non sei si iso xa lle pertenecería facelo ao Obispado», matiza.