Batucada para salvar a los raposos

Rocío García Martínez
rocío garcía A ESTRADA / LA VOZ

CERDEDO

rober amado

Los activistas ahuyentaron a los animales con silbatos y llamaron asesinos a los cazadores

12 ene 2019 . Actualizado a las 20:51 h.

Los montes de Cerdedo-Cotobade estuvieron más animados que nunca. Se celebra el campeonato provincial de caza del zorro. Organizado por la Federación de Caza. Rechazado por decenas de colectivos animalistas y ecologistas de toda Galicia que se han marcado el objetivo de acabar en el 2019 con este tipo de competiciones que consideran matanzas más que eventos deportivos. «Arrincar eucaliptos, iso si que é un deporte», proponía algún animalista ayer mientras esperaba a que los cazadores llegasen el punto de encuentro.

Aparte de las 26 cuadrillas participantes en la polémica competición -integradas por diez cazadores cada una-, la pasada madrugada se desplazaron también a Cerdedo en torno a medio centenar de activistas animalistas con el objetivo de boicotear pacíficamente el campeonato.

La concentración de los participantes para definir el reparto de zonas de caza estaba prevista para las 7.30 horas en el pabellón de Cerdedo. Sin embargo, cuando sobre las 6.30 horas llegaron los primeros miembros de la organización para encender los cañones de calor, la cerradura del pabellón ya había sido sellada con silicona. No fue difícil abrirla porque aún estaba fresca.

El pabellón está cerca del cuartel local de la Guardia Civil y en el vial que comunica ambos edificios se restringió el tráfico para dejar pasar únicamente los vehículos de los participantes en el campeonato. Los animalistas se concentraron igualmente en la zona. Varias patrullas de la Guardia Civil y agentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana de Comandancia (USECIC) vigilaban, pero no hizo falta su intervención. Los activistas recibieron en silencio a los cazadores, sin consignas ni pancartas siquiera.

Percusión a vida o muerte

El ruido comenzó después. A la salida de los cazadores hacia las zonas asignadas, los animalistas les siguieron los pasos coreando: «Yo no mato». Después, cada equipo de caza fue escoltado por varios animalistas equipados con silbatos, tambores, panderetas y todo tipo de instrumentos de percusión con el objetivo de ahuyentar a los zorros para salvarles la vida.

Alguna de las cuadrillas consiguió esquivar a los activistas perdiéndose por el laberinto de pistas locales. Otras no pudieron deshacerse de ellas y tuvieron mañana de serenata en lugar de jornada de caza. En cualquier caso, la «batucada raposa» -como la bautizaron los activistas- resonó hasta bien pasado el mediodía en los cotos de Cerdedo, Coirego y Tenorio, en los que se desarrolló el campeonato.

Para evitar altercados, la organización mantuvo en secreto hasta el último momento el punto de encuentro en el que los cazadores debían presentar sus presas a las 13.30 horas, para decidir el ganador del campeonato. Aún así, los animalistas acabaron enterándose de que el recuento iba a hacerse en el punto limpio. Decidieron no interferir y esperar el regreso al pabellón, donde estaba previsto un almuerzo final de confraternidad.

Fuentes de la organización señalaron que en el campeonato llegaron a cazarse unos 14 zorros en total. La cuadrilla ganadora, la de Silleda, capturó tres.

Los capítulos más tensos de la mañana se dieron al regreso de los cazadores al pabellón. Los activistas les recibieron al grito de «asesinos», armados nuevamente con silbatos y panderetas.

La Guardia Civil tuvo que formar un pasillo para asegurar el paso de los comensales. Hubo batucada más sonora que nunca, abucheos e identificación de algunos de los activistas por parte de las fuerzas del orden. Cuando los cazadores estuvieron dentro, los animalistas se fueron convencidos de que, gesto a gesto, un día acabarán con la caza del zorro.