José Murado acumula un centenar de ralis a sus espaldas

LALÍN

Cedida

Estuvo ya a las órdenes de treinta pilotos distintos desde el 2008 y nunca le tentó coger el volante y competir

16 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los hados se confabularon para celebrar por todo lo alto una cifra tan señalada como el centenar. No hablamos de años sino de ralis con participación del copiloto de Forcarei, José Murado. Festejaba esa cifra redonda con la victoria en el Rali do Condado el pasado fin de semana, a bordo del Mitsubishi Lancer Evo de Alberto Meira. A sus 31 años, Murado lleva desde el 2008 ejerciendo unas tareas que van mucho más allá del famoso ras a viva voz dentro del coche. Compartió vivencias con una treintena de pilotos, asegurando que nunca le picó el gusanillo de conducir esas máquinas.

A José Murado siempre le gustó el mundo del motor, los coches. Lleva casi una década vinculado a los ralis desde que debutará con otro forcaricense, Manuel Filloy, a bordo de un Mitsubishi Evo 6. Lo hacía en el Rali do Cocido de Lalín del 2008. Por cierto, con un excelente séptimo puesto en la general. Desde entonces decenas y decenas de carreras compaginando los campeonatos gallegos y el nacional, tanto de tierra como sobre asfalto. Pero su calendario se intensificó de forma especial en los dos últimos años, con veintiún ralis cada uno. Atesora dos victorias absolutas, en un Ralisprint en Cantabria y la reciente con Alberto Meira en O Condado.

«No me considero un piloto frustrado, algo que suelen achacar a quienes estamos en el otro asiento, pensando que se llega al copilotaje de rebote; a mí siempre me gustó ese rol», explicaba Murado. ¿Cómo afronta cada prueba? Parece una labor muy específica pero en equipos sin unos medios espectaculares, al copiloto le toca un trabajo mucho más allá de la verificación de los tramos para dar las oportunidades indicaciones al piloto. «Tenemos a nuestro cargo toda la llamada logística, desde hoteles, viajes o comidas a planear los entrenamientos, verificar el trazado, recoger las anotaciones sobre la carrera, recorrer las carreteras,...», cuenta el forcaricense.

Si le preguntas por coches, Mitsubishi se lleva la palma en múltiples modelos y versiones, además de competir en distintas categorías de coches. El nivel de la máquina influye sustancialmente en los resultados, calificando de muy meritoria la última victoria en el Rali do Condado y soñando para el futuro con un R5 para plantar cara a los rivales. En su primer año con Alberto Meira, destaca la inyección de moral que supuso ese primer puesto, que les permite mantenerse en la pelea por el gallego de ralis frente a rivales con monturas en teoría superiores.

José Murado guarda especial cariño de su primer rali: «Tuvimos que trabajar mucho desde bastante tiempo antes del Cocido y al final conseguimos unos buenos resultados que supusieron la culminación a ese sueño; recuerdo con cariño esos inicios, el esfuerzo recompensado». Ya estuvo en una prueba valedera para un mundial, en concreto en el 2011 en el Rali de Cataluña, así como en Canarias, puntuable para el europeo. Reconoce que a nivel organizativo se da un salto sustancial, no solo en kilometraje de la prueba, «con unos medios espectaculares».

Con un centenar de rali a sus espaldas, Murado sueña con al menos otros cien más. En su hoja de ruta está una prueba de tierra en Cervera a principios de septiembre con el piloto asturiano Roberto Rozada. Y es que trabaja con cinco pilotos distintos durante la temporada. Todo un reto porque, como dice, «cada uno tiene sus manías, su forma de trabajar, las notas son muy diferentes entre uno y otro; toca ser muy camaleónico en el sistema de trabajo en función del equipo con el que compitas».

Como ejemplo de esa vorágine en que a veces se convierte la vida de José Murado podemos contar que compitió durante seis fines de semana seguidos con tres pilotos diferentes. Sumó dos pruebas en asfalto, dos de vehículos históricos, uno del gallego y otro del valenciano. Pero se trata de su pasión, que le lleva a sumar unos 3.000 kilómetros cronometrados al año, sin contar los neutralizados, las verificaciones, las horas de oficina y planificación,... Pero dice tener cuerda y libretas para rato.