Una larga noche para valientes

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

LALÍN

miguel souto

Vecinos con cubas, voluntarios y todos los medios disponibles para luchar contra un fuego imparable

17 oct 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

«Isto parecía o inferno», explicaba ayer una vecina de A Barcia, en Silleda. El fuego llegó casi a la puerta de su vivienda. A las 18.00 horas de ayer, mientras comenzaba a llover, varias vecinas recordaban esa noche de nervios y mucho miedo. Contaban las salidas con los coches para ponerlos a salvo, primero al campo da festa y luego ya para Silleda. La propietaria de esta casa de Barcia pudo regresar poco antes de las dos de la madrugada. Relataban una noche dantesca en la que «ardían as copas dos pinos e parecía que se achegaba o final». Temieron por sus casa e incluso por sus vidas. Una de ellas acababa de bajar con su hija del monte después de constatar que su finca con 300 a 400 eucaliptos quedó reducida a ceniza. «Pero eso non é nada, que se lle vai facer o principal é a xente e as casas» explicaba mientras relataban la marcha de otro vecino cuya vivienda estuvo en peligro y que «cargou os coches de roupa e marcharon». En el Pazo de Xestelo, el fuego llegó al muro exterior, pero hasta las flores de la fachada quedaron intactas. El Concello de Silleda puso a disposición de los vecinos e incluso les ofreció la posibilidad de dormir en establecimientos hosteleros. No hizo falta. También en Silleda los bomberos salvaron a unas vacas regándolas y a la granja. En Framiñán una ambulancia fue para trasladar a una mujer encamada pero finalmente no fue necesario desalojar la casa.

Fue la noche también de los voluntarios y de los vecinos que no dudaron en salir con cubas, tractores, aperos de labranza y todo lo que pudieron. A ellos se unieron los alcaldes en funciones de Lalín, Nicolás González Casares, y la de Silleda, Ana Luisa González, el edil lalinense Miguel Medela, los concejales de Silleda, Benito Saavedra y Jesús Taboada o el alcalde de Agolada, Ramiro Varela y la alcaldesa de Forcarei, Belén Cachafeiro y los ediles Ricardo Villaverde y Vicente Búa.

Agolada, Silleda, Lalín y Forcarei pusieron a disposición todos sus medios disponibles. Los Bomberos del parque intercomarcal echaron mano de los refuerzos y a los tres bomberos de guardia se sumaron el domingo otros cinco. Estuvieron trabajando hasta las 6.00 horas y regresaban en la mañana de ayer a las zonas afectadas. El GES de A Estrada colaboró con las brigadas de incendios y los efectivos de los GES y del grupo de Emerxencias que colaboraron en la extinción de los fuegos de Silleda y de Forcarei.

Los vecinos se quejaban de la maleza del monte que dio munición a un fuego que el viento convirtió en imparable. En Lalín, en Ponte Moas, carballeiras y eucaliptos se veían calcinados. En la zona se apreciaban los giros que fue dando el fuego. El esfuerzo de los vecinos fue vital. Los responsables municipales se hacían eco también, en algunos casos de la impotencia, para atajar las llamas. En Silleda, comentaban responsables de incendios, que llevaban años intentando quemar una zona que ahora sí se quemó entera.

Con todo lo ocurrido, la Policía Local de Silleda alertaba a la Policía Autonómica del inicio de una quema incontrolada en la parroquia de Vilar. Falta concienciación, es algo también en lo que coincidían en todos los concellos. Afortunadamente ayer se demostró de nuevo la solidaridad. El fuego es problema de todos.

«O lume petaba nos cristais do tractor e non viamos nada co fume»

Alberto López Lois todavía tose a causa del humo inhalado la noche del domingo. Venía de un bautizo y tenía que madrugar el lunes para acompañar a su mujer, que ayer se sometió a una intervención quirúrgica. Eso no fue impedimento para que, al ver el fuego avanzando hacia Porto cogiese la cuba con la que habitualmente saca el purín y se pusiese con su hermano Adrián a tratar de contener el fuego. Luego se fueron a echar un cable a Berrozo. «O lume petaba nos cristais do tractor e non viamos nada co fume», recuerda. «Vendoo agora foi unha locura», confiesa.

«Salvamos todo milagrosamente, parece incrible»

La familia de Javier Muíños tiene varias granjas de cerdos de cebo en el alto del monte Penido y tras de recebo en la parte de abajo, cerca de Siador. El fuego cercó las del monte Penido. Javier Muíños cuenta que «viña o lume moi forte, non se respiraba co fume, baixei os automáticos, abrín as fiestras e marchei dando todo por perdido». Lo desalojaron as las 19.30 horas y se cruzó con los bomberos. Les dijo «as granxas están a 50 metros a dereita. Facede o que podades», pero creía que sería imposible hacer nada y bajó a intentar salvar las de al lado de Siador. Allí «estuvemos toda a noite, hubo un momento que se achegou oito o lume e quedaron so tres valientes». Agradece infinitamente a los bomberos y a la gente que colaboró su esfuerzo explicando «o final salvamos todo milagrosamente». A las de arriba les entró el fuego pero «debeu pasar depresa e libraron, non mo explico, só morreu un porco e porque estaba malo, as cabras, os cáns,... están todos ben».

«As granxas as fixo meu pai, e vese a que as fixo moi ben», explicaba Javier Muíños.