«Soy enfermero de urgencias jubilado y me reclutaron para ir a un hospital»

Rocío Perez Ramos
Rocío Ramos LALÍN / LA VOZ

LALÍN

Cedida

Empezará a prestar servicio la próxima semana en un centro al que trasladarán enfermos por coronavirus

04 abr 2020 . Actualizado a las 15:35 h.

Desde hace muchos años, Alain Michaud, siente a Lalín como su segunda casa y aquí tiene muchos amigos a los que añora y a los que envía su afecto. Reside en Lalinde, un pueblo de tres mil habitantes hermanado con Lalín y que pertenece al departamento de Dordoña en la región de Aquitania. Forma parte del comité de hermanamiento en Lalinde y cuenta cómo se vive en Francia la pandemia.

Enfermero de urgencias jubilado, cuenta que fue reclutado para trabajar en un hospital que se encuentra «a 20 kilómetros de mi casa» y a donde trasladarán enfermos por coronavirus de otros centros sanitarios que están más saturados. Empieza la semana que viene a trabajar. Confiesa que «estoy un poco inquieto» pero «tengo una profesión que no puedo permitirme quedarme a mirar la televisión en mi casa». De ahí que se una a otros compañeros médicos y enfermeros que, resalta, «están haciendo un trabajo estupendo y magnífico». «Quiero tener la conciencia tranquila», afirma. La condición impuesta a facultativos y personal sanitario para esta movilización es que no padezcan enfermedades crónicas «y yo -apunta Alain Michaud- por suerte no tengo ninguna». Su trabajo se desarrollará en el hospital de Bergerac.

Cree que «estamos viviendo una cosa inédita y frente a nosotros tenemos un enemigo desconocido». La situación provocada por la pandemia le parece «un túnel sin fin», «una mala película». La situación en Francia, señala, es muy similar a la de España. «Desde hace unas tres semanas es necesario y obligatorio un certificado de desplazamiento para ir a trabajar y el confinamiento es total».

Al igual que en España solo se puede salir a la compra, a la farmacia y al médico en caso de urgencia o para atender a alguna persona vulnerable. Los desplazamientos tienen que ser de menos de un kilómetro. El tiempo de reclusión lo pasa, dice, «estando muy en contacto con mi familia y mis amigos de Lalín». En casa tiene un jardín y aprovecha el buen tiempo para «trabajar en él mucho por primera vez». En Dordoña «aún no tenemos ningún muerto por fortuna», apunta. En Lalinde, dice, «no se ve ningún coche, a ninguna persona» y destaca el estricto cumplimiento de las normas impuestas por parte de la ciudadanía. También en Francia, explica, las mascarillas, las gafas protectoras o los guantes se han convertido en accesorios imprescindibles para salir a la calle.

Cree que lo más importante en esta crisis son dos palabras: «solidaridad y civismo». Desde Lalinde manda un saludo a sus amigos lalinenses señalando que «me siento muy cerca de vosotros» y su agradecimiento especial y su homenaje tanto al Concello de Lalín como «a mis colegas médicos y enfermeros». A todos les da las gracias y ánimo.

Aprovechando la conversación Alain Michaud se interesa por la situación de Lalín y por la salud de los vecinos destacando la importancia del confinamiento y de la labor que llevan a cabo médicos y personal sanitario. Espera poder regresar pronto a abrazar a todos sus conocidos y volver a visitar Lalín. Su último viaje a la localidad fue durante la Feira do Cocido.