La maleza amenaza la construcción datada en el año 912, por donde discurre la Vía de la Plata
17 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.El Deza a su paso hacia la confluencia con el río Ulla delimita los municipios de Lalín y Silleda, y por la orilla izquierda baña la parroquia silledense de Taboada. En el lugar más idóneo de esta porción de cuenca hidrográfica, fue levantado un puente en la Edad Media, que toma el nombre de la mencionada parroquia. Hubo un tiempo que todos los puentes inicialmente fueron construidos en madera. La fundación de la obra hecha en piedra data del año 912, anterior por lo tanto a la construcción de la catedral de Santiago.
Según algunos autores la obra primigenia fue varias veces rehecha, posiblemente a causa de las avenidas, que adquieren su nivel superior durante las épocas de grandes lluvias y de fusión de las nieves. Estas impetuosas aguas se acompañan frecuentemente con el arrastre de árboles y otros materiales vegetales, procedentes de las frondosas riberas, que pueden llegar a taponar el ojo del puente y represar las aguas del río, acabando por desmoronar partes importantes de su estructura, o incluso barrer prácticamente el puente.
Sea como fuere, aunque «a Ponte Vella de Taboada» hubiera sufrido estas alteraciones y recomposiciones, no por ello pierde en importancia. Algo parecido le ocurrió a la torre de Hércules en La Coruña en su arquitectura, y goza del más grande reconocimiento.
Historia geológica del río
En el cauce y orillas del río Deza, a su paso por el antiguo puente, está escrito en roca la historia geológica del río, como está en la trayectoria vital en las conchas de los bivalvos, en las escamas de los peces, o en los anillos de crecimiento de los árboles, por poner algunos ejemplos. Trasladado este fenómeno a la mar, ocurre un similar proceso abrasivo en la costa «por comer el mar las riberas. Estos elementos tierra y agua son dos contendientes que desde que el mundo es mundo se han estado haciendo continua guerra, y alterando represalias o usurpaciones, uno sobre otro». Así hablaba el P. Feijoo en su Teatro Crítico. Se sabe que el nivel del mar sufrió oscilaciones que han dejado su huella en las llamadas «playas levantadas». Estos cambios son claramente apreciables, sobre todo, «en las playas levantadas portuguesas, donde se han observado cuatro niveles de antiguas playas situadas a 90, 60, 30, y 15 metros, y que el hombre prehistórico ocupó sucesivamente; se cree que cada una de estas playas corresponde a un período interglaciar».
Debemos aclarar que al «Ponte Taboada Vello» le comenzaron a denominar Viejo a partir de 1863, para diferenciarlo de su homónimo Puente Taboada Nuevo, cuya obra de construcción -según fuentes documentales de Liñares- finalizó el 5 de diciembre de ese mismo año (después de tres años y cuatro meses de haber sido iniciada). Anteriormente a esta fecha el antiguo puente era conocido por Puente de Taboada, y en otros casos erróneamente puente romano de Taboada.
Al puente viejo de Taboada le venimos prestando una dedicación especial dentro de nuestros trabajos, por considerar su conocimiento además de importante, muy necesario, en función de su interés histórico, estético y de ingeniería vial. «Solo se ama lo que se conoce».
En esta ocasión, forzado por las circunstancias hacemos un alto en el camino, para comentar la situación que atraviesa el puente, joya del río la Deza, y hacer una rígida censura a su estado de conservación, por hallarse sumido en el más triste de los abandonos, con sus lienzos de sillares invadidos por una vigorosa y densa maleza que arraiga en las juntas, causando verdadera lástima, a la vez que inquietud por ser un serio perjuicio estructural para la obra. Desidia que no tiene justificación posible.
Penosa imagen
La penosa imagen no contribuye a elevar precisamente el ánimo de quien nos visita desde lejanos lugares, recorriendo el Camino de Santiago llamado Vía de la Plata, por ser paso obligado de peregrinos. Ni tampoco al amante de la naturaleza, del patrimonio cultural, o excursionista que lo atraviesa salvando el río la Deza.
Esta situación atrae inevitablemente las miradas del «viajero pensador»; y demuestra la indiferencia y el poco aprecio que goza el memorable e histórico puente. Algo muy lamentable, que afecta a un Bien Patrimonial clasificado entre los de mayor mérito de su clase, y que creemos digno de mejor suerte. De esta situación de abandono venimos alzando la voz desde hace tiempo en diferentes medios, pidiendo también que se respete el entorno, a la postre declarado espacio de protección ambiental.
En consecuencia, por el testimonial paso que une las dos antiguas Jurisdicciones de Deza y Trasdeza, los peregrinos lleva grabada en la retina, para su lugar o país de origen, la penosa y decadente imagen de lo más granado de nuestro patrimonio. El raigón del mal continúa, como las vigorosas raíces arraigadas en los vetustos muros del puente.
Vegetación que reina entre los sillares
Reinando a sus anchas entre las juntas de los sillares del puente, existe una amplia diversidad de flora, que fue identificada por Daniel Manso, agente forestal. Entre las especies principales se encuentran en la construcción: Brezo blanco (Erica arborea), -de la misma familia que el madroño- arbusto de madera extremadamente dura y compacta, usado por su resistencia en la fabricación de carbón para fraguas y pipas de fumar. Sus poderosas y pertinaces raíces penetran en las juntas desarrollándose y logrando separar sillares, por lo que su eliminación radical es fundamental para la conservación del puente.
Espino albar (Crataegus monogyna); Hiedra (Hedera helix); Aliso (Agnus glutinosa); Retama (Cytisus striatus); Saxifraga (Saxifraga espathularis); Madreselva (Lonicera spp.); Dedalera (Digitalis purpurea); Helecho común (Polypodium vulgare); Avena descollada (Arrhenatherum elatius). De los muros del puente penden también vigorosas zarzas (Rubus fruticosus), gruesas como pulgares. Pegado a su pie crece en la actualidad un laurel (Laurus nobilis).
Un dato significativo a tener en consideración, que debiera despertar sensibilidades, es que el puente medieval de Taboada a finales del siglo XIX gozaba de un estado de salud excelente. Según documento fechado en Madrid a 9 de enero de 1891, el propietario del palacio de Liñares, D. Carlos Taboada, comunica al P. Fidel Fita pormenores de su magnificencia, «…hoy se halla en el más perfecto estado de conservación -dice- demostrando, a través de los siglos su esmerada y sólida construcción»; prometiéndole al sabio jesuita sacar una fotografía en el verano venidero «por ser obra grandiosa y sitio de lo más pintoresco». En otro lugar comenta: «Están tan bien unidas las piedras que nada han criado en las juntas».
La degradación del peñasco requiere una urgente valoración técnica sobre su estado
Quisiéramos hacer hincapié en la importancia de que se realice una valoración por personal especializado del estado del peñón donde está grabada la inscripción fundacional, con el fin de dictaminar el grado de degradación que sufre; si corre peligro de fragmentación; y en su caso si procede tratamiento. Una reciente inspección ocular nos reveló que algunas grietas pudieron haber aumentado. Y que el roble nacido por detrás del peñasco enraizado en la roca, tras su corte años atrás, había retoñado, volviendo las raíces a hacer presión entre la grieta y comprometer con su expansión la integridad del peñasco, cuyo origen metamórfico favorece su exfoliación en planos.
En caso de que no se le preste la debida atención al peñasco, esta admirable obra fundacional anterior al primer milenio, estará abocada con el curso del tiempo a su total disgregación, como le ocurrió a otros peñascos de igual naturaleza próximos, siguiendo la línea de grietas y de fisuras. La orografía inclinada del terreno donde se asienta, potenciada por la disposición oblicua de la peña que da al camino -que está más de tres pies fuera de la vertical- son factores negativos.
Realización de un molde
Otro aspecto que consideramos de importancia capital -que no debiera admitir más demora-- sería realizar un molde por especialistas de la leyenda fundacional esculpida sobre la roca. Por razones de seguridad, y para su exposición, si procede. El hecho de que el texto epigráfico se encuentre orientado al mediodía y protegido de los vientos dominantes, ayudó en gran medida a que no sufriese el desgaste erosivo de los embates del tiempo y azotes de tempestuosas lluvias.
Y concluimos. Entre los lugares de interés de la comarca, Lalín y Silleda, pueden enorgullecerse de poseer en sus términos el puente medieval de Taboada, incluido en el inventario de Pontes Históricas de Galicia (40-PO-43, categoría 1ª) que merecen la declaración de monumento histórico-artístico. Una razón de más para que tenga una atención esmerada de las Administraciones.
Haciendo uso de palabras de Ramón Sineiro «Solo se ama lo que se conoce. Y solo se protege lo que se ama».