Berlusconi logra «in extremis» un pacto para las reformas, pero no las detalla

maría signo ROMA / CORRESPONSAL

ECONOMÍA

26 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Será Berlusconi quien explicará hoy en Bruselas a sus socios comunitarios las actuaciones que su Gobierno pretende llevar a cabo para afrontar la crisis económica. Medidas recogidas en una carta, muy lejos del decreto detallado que reclaman las autoridades europeas, y que son el fruto de una larga y difícil negociación con su socio de Gobierno, Umberto Bossi, de la Liga Norte. Fue el propio Bossi quien confirmó el acuerdo: «Hemos encontrado un camino común, ahora esperamos a ver lo que dice la UE».

Las conversaciones habían quedado encalladas el lunes en la reforma de las pensiones, tantas veces aplazada por el veto de la Liga Norte, temerosa de perder el apoyo de su electorado, formado en gran parte por gente mayor. La intención inicial del primer ministro italiano pasaba por elevar la edad de jubilación de los 65 a 67 años además de eliminar las llamadas pensiones de «ancianidad», es decir las que se conceden a los ciudadanos que ya han cotizado 40 años o que, entre su edad y los años cotizados, suman 97. Esto es, los trabajadores que más abundan en la zona norte del país, el territorio electoral de Bossi. Al final, el acuerdo ha sido posible porque no se tocarán.

Situación crítica

A la entrada a la reunión con Berlusconi, el líder de la Liga Norte declaró su negativa a incrementar la edad de jubilaciones «para contentar a los alemanes». «La gente nos mataría», añadió. Y fue más allá afirmando: «Lo de Europa es un atentado contra Berlusconi». El desencuentro era tal que no rechazó la posibilidad de una crisis de Gobierno, aunque sí se mostró contrario a la creación de un Ejecutivo técnico presidido por el subsecretario de Presidencia, Gianni Letta.

La gravedad de la situación también fue reconocida por el presidente de la República, Giorgio Napolitano, quien instó al Gobierno a cumplir cuanto antes con el ajuste prometido el domingo por Berlusconi a sus homólogos europeos

La deuda pública italiana es de más de 1,9 billones de euros y supone el 120 % del PIB. El país está en el punto de mira de los mercados, que no confían en la capacidad del Gobierno de Silvio Berlusconi para superar la crisis y equilibrar el presupuesto. La falta de credibilidad se ha acentuado en los últimos meses ante la parálisis del Ejecutivo italiano, incapaz de afrontar las reforma estructurales que el BCE le solicitó en una carta a principios de agosto. En aquel momento se prepararon dos planes de ajuste, de 79.000 y 58.000 millones de euros, que se han demostrado insuficientes.

Capear la crisis

La intención de Il Cavaliere es capear el temporal para no tener que convocar elecciones anticipadas. Si la Liga Norte de Umberto Bossi le retira su apoyo, la caída del Gobierno sería irremediable, y el presidente de la República, Giorgio Napolitano tendría ante sí dos posibilidades: un Gobierno técnico sin Berlusconi y con apoyo de la oposición, o nuevas elecciones, que, según las últimas encuestas, podrían llevar al centro izquierda al poder.