El presidente del fondo de rescate pide fuerza política para acometer los ajustes
07 oct 2012 . Actualizado a las 12:12 h.La eurozona ya ha recorrido más de la mitad del camino en la lucha contra la crisis de deuda, pero los países en situación más deficitaria deben de continuar con los ajustes. Así lo afirmó el presidente del fondo europeo de rescate (Mecanismo Europeo de Estabilidad, MEDE) que entra en vigor mañana lunes, Klaus Regling. «Mi mayor preocupación es que algunos países en crisis no tengan la fuerza política de mantener hasta el final el doloroso pero efectivo rumbo de las reformas, lo cual sería una catástrofe», manifestó al diario Rheinische.
La parte positiva de los recortes, para el político alemán, es que, a pesar de su dureza, los planes de austeridad de los países en crisis comienzan a dar resultados efectivos: «La crisis todavía no se ha acabado, pero hemos recorrido más de la mitad del camino en lo que respecta a los ajustes nacionales».
Otro de los síntomas favorables que animan a ver un lejano atisbo de luz al final del túnel, según Regling, es que las divergencias en materia de presupuesto y déficit por cuenta corriente entre los Estados del euro se reducen desde hace dos años y la capacidad competitiva en todos los países sureños de la eurozona crece. «Nuestra estrategia para la crisis surte efecto y en gran medida más de lo que se percibe», afirmó, para aclarar a continuación que «aún así considero necesarios todavía más recortes en los Estados en crisis».
Sobre la situación concreta de Grecia, el presidente del MEDE ha advertido en contra de prolongar las discusiones en torno a una posible salida del país heleno del euro. «Sería de todas las soluciones posibles, la que nos saldría más cara», señaló.
El MEDE entrará en vigor mañana, fecha en la que le serán transferidos los dos primeros tramos de capital por valor de 32.000 millones de euros, con el objetivo de que esté plenamente operativo a finales de mes.
Deuda «basura»
Por otra parte, la agencia de calificación crediticia Moody?s recortó ayer su nota para deuda subordinada e híbrida, incluidas las participaciones preferentes, de los cuatro bancos nacionalizados: Bankia, Catalunya Caixa, NCG Banco y Banco de Valencia. La firma adelanta con este movimiento un posible recorte de nota para España hasta degradarla a bono basura. El rating otorgado se corresponde a la clase más baja de los bonos en los que la potencial recuperación es baja.