«Tenemos que pensar mucho cada gasto que hacemos»

a. gerpe / b. abelairas RIBEIRA, FERROL / LA VOZ

ECONOMÍA

Marcos Creo

Dos familias relatan sus problemas para afrontar mes a mes el pago de los recibos más básicos

06 ago 2017 . Actualizado a las 11:46 h.

Hace seis años que Tunia Nicola y su marido, Antonio Guijarro cambiaron su domicilio en una localidad próxima a Lérida por Ribeira. Fue, precisamente, cuando ella se quedó en el paro. Con ellos también vino su hijo, que acabó regresando a Cataluña al no encontrar trabajo en Galicia. Los únicos ingresos que tienen son los 605 euros de pensión que cobra Antonio y, a diferencia de lo que suele ser habitual, es su hijo quien les ayuda a costear parte de los gastos diarios.

Explican que llegaron a Ribeira en plena crisis y manifiestan que no observan los síntomas de recuperación de los que tanto se habla: «Cuando vinimos sí notaba que los precios eran más bajos, pero se han ido incrementando y eso que aquí, por los comentarios que nos hacen algunos conocidos sobre lo que cobran a fin de mes, vemos que los salarios son más bajos que en Cataluña», explica Tunia.

Para esta mujer, de 56 años, su principal preocupación es el hecho de no encontrar empleo. «Mando currículos constantemente, pero hasta la fecha solo me llamaron para dos entrevistas». Tunia se refiere a los datos de descenso del desempleo que acaban de hacerse públicos y expresa sus dudas: «Yo no sé si baja tanto, porque veo a muchas personas que buscan y no encuentran».

JOSE PARDO

La subida de servicios básicos, especialmente la electricidad, es otra de las cuestiones que inquietan a este matrimonio: «Notamos mucho la subida que se ha producido este año. El recibo de la luz nos trae de cabeza. Este mes hemos pagado 50 euros, y eso que consumimos lo justo». Durante el invierno, precisa Tunia, no encienden la calefacción: «Nos tapamos con la manta».

Ambos reconocen: «Tenemos que pensar mucho cada gasto que hacemos». Y no aprecian que su situación vaya a cambiar, ni que el coste de determinados productos necesarios vaya a descender. Lo que más temen es que continúe encareciéndose el recibo de la luz. «Cada vez se hace más cuesta arriba llegar a fin de mes», dicen. Y visiblemente afectado por la situación y por la falta de perspectivas, Antonio Guijarro afirma que, para él, tomarse un café fuera de casa ya es un lujo.

Otro caso es el de Enrique Olivares. Llegó hace poco menos de un año a Ferrol con un bebé y dos pequeños de tres y once años. «Salimos de Venezuela por ellos, porque no se merecen estar en un país donde no hay medicamentos ni alimentos adecuados para ellos», cuenta este padre de familia de 39 años que acaba de conseguir su primer empleo. Recoge arándanos para una empresa del concello de Cerdido y su salario ronda los 900 euros. Enrique logró un alquiler a precio (300 euros), pero los gastos de los recibos del agua, la luz o el gas son los que le descolocan el presupuesto, alrededor de los 100 euros, tanto que tiene que echar mano de los ahorros que ha traído de su país.

La Asociación por la Movilidad Humana de Ferrol le ha conseguido el trabajo, le entrega ropa y alguna comida, «pero aún no he podido acceder a ayudas para pagar los recibos y es mucho, porque también tengo que enviar algo a Venezuela, ya que allí está mi madre y otros familiares», cuenta mientras hace la compra en el súper acompañado de sus pequeños. En el caso de Enrique los recibos son una tercera parte de lo que paga por su casa. Y ya sabe que cuando llegue el invierno, sumando el coste de la calefacción, serán casi la mitad de la renta del alquiler.