¿Volverán? Mi apuesta es...

Sofía Vázquez
Sofía Vázquez SOFIA.VAZQUEZ@LAVOZ.ES

ECONOMÍA

Cuatro gallegos, de la plantilla del hotel Sandos Papagayo de Lanzarote, coinciden en que por el momento, no se plantean regresar

10 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Un golpe de crisis, con su epicentro en unas (malas) condiciones laborales, lanzó a los trabajadores protagonistas de esta crónica hasta Lanzarote. Allí viven, en una isla tranquila, con buen clima, donde las puertas de las casas pueden quedarse abiertas y que recibe con los brazos abiertos a los emigrantes (en Playa Honda, a la que le llaman la quinta provincia de Galicia, se cuentan por cientos). Cuatro gallegos, de la plantilla del hotel Sandos Papagayo, ofrecieron sus testimonios. Las historias son distintas pero, con más o menos morriña, coinciden en lo mismo: están contentos en la isla y casi todos, por el momento, no se plantean regresar. Tienen un salario digno -tan digno que, según reconoció alguno de ellos, tendrían que trabajar el doble en Galicia para conseguirlo-, su horario laboral es de ocho horas diarias -ni más ni menos, y las que se hacen de más se pagan aparte religiosamente-, cuentan con dos días libres cada semana y 48 de vacaciones al año (30 más 18 por los festivos).

Paula Uría, de 39 años, llegó a la isla con 19, y poco a poco se fue trayendo a sus seres queridos: a sus padres, a su pareja. Hoy vive con él, un chico de Arteixo. Es jefa de cocina de uno de los restaurantes del hotel y está muy valorada. Conoce lo que es la estabilidad laboral porque lleva 10 años en plantilla, y espera que «continúe, al menos, otros 10».

Paula Uría, 39 años y nacida en la comarca de Ferrol.
Paula Uría, 39 años y nacida en la comarca de Ferrol.

Con 6 añitos y de la mano de su madre llegó María Castro Álvarez a la isla. Hoy ya suma 36 primaveras y cada año viaja, como mínimo, cuatro veces a Galicia, concretamente a ver a sus abuelos a Pontevedra. «Se llaman Isolina y Manuel», nacidos en Ordes. María tiene un semblante dulce, que se transforma cuando habla de su madre. Falleció con 48 años y «adoró Galicia sobre todas las cosas». Sin embargo, comenzó a trabajar en el hospital de Lanzarote y no se planteó regresar porque «vivíamos bien».

María Castro llegó con seis años a la isla.
María Castro llegó con seis años a la isla.

Braian Rosario tiene 23 años y es de la República Dominicana. Llegó a Canarias hace un año desde el barrio coruñés del Ventorrillo. A finales de agosto contaba los días para volver a Galicia, donde o ya está o está a punto de llegar. Risueño reconoce que está contento en la isla.

Diego Araújo es de Vigo y conoce perfectamente el territorio que lo recibió hace ya seis años. Ya ha formado una familia con su novia -«también gallega»- y sus tres hijas.

El empuje, la valentía y el talento de estos jóvenes los hizo volar a otras tierras. ¿Es posible que Galicia no sea capaz de recuperarlos? Si no lo es, resultaría incomprensible. Los convenios colectivos de Canarias no son los de Alemania, ni los de Suiza, ni los del Reino Unido. Eso sí, en hostelería se cumplen.