Antón Arias advierte que dejará la presidencia de la CEG una vez que se resuelva la crisis institucional

m. b. SANTIAGO / LA VOZ

ECONOMÍA

XOAN A. SOLER

Pocos comprenden qué es lo que ha sucedido en la patronal

01 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El actual presidente de la Confederación de Empresarios de Galicia (CEG), Antón Arias, ha anunciado que abandonará la presidencia de la patronal en cuanto se reconduzca la crisis institucional actual, en un sentido u otro. «Lo he dicho ya varias veces: vine con dos objetivos, garantizar la viabilidad de la CEG, algo que se ha conseguido con la firma del préstamo hipotecario, y resolver la crisis institucional y la fractura interna; en cuanto esto esté resuelto dejaré la presidencia», sostuvo ayer Antón Arias tras un lunes convulso, con un comité ejecutivo que desencadenó una airada reacción de las provincias de Pontevedra y de Ourense. Pocos comprenden qué es lo que ha sucedido en la patronal: las cuatro provincias habían alcanzado un acuerdo para que la presidencia de la CEG fuese rotatoria. Ese era el objetivo de la reforma de los estatutos, y así consta en el borrador del documento que se ha debatido en el seno de la propia organización empresarial.

Las cuatro provincias, incluida la Confederación Empresarial de A Coruña -que había arropado a Arias-, consideraban que la única salida para recomponer la fractura interna y dotar de estabilidad a la patronal era la alternancia en el mando. Lo que desde fuera se percibe como un reparto de poder, dentro se ve como la única alternativa para cohesionar internamente la organización. El acuerdo de las cuatro provincias garantizaba que se lograrían los votos tres cuartas partes de la asamblea, que es lo necesario para la reforma de los estatutos.

Arias entiende que la airada reacción de Pontevedra y de Ourense es un paso más en una estrategia de acoso y derribo, como ocurrió, a su juicio, con la polémica de Cataluña. «Yo tengo un mandato de la asamblea y he sido elegido democráticamente», recuerda Arias, quien insiste en que no tiene ningún apego al cargo.

El desencuentro con Ourense y Pontevedra, provincias que ahora se han desmarcado de un acuerdo para la reforma de los estatutos, se desencadenó el pasado lunes, cuando la CEG emitió una nota oficial en la que daba a entender, de forma clara, que la presidencia rotatoria era una exigencia ineludible de Ourense. Una petición a la cual el resto de las confederaciones supuestamente había accedido.

En realidad, había ya un acuerdo previo entre las provincias, lo que desencadenó el malestar de Ourense.