La brecha en las pensiones de hombres y mujeres en Galicia rebasa aún el 30 %

Ana Balseiro
ana balseiro MADRID / LA VOZ

ECONOMÍA

xoan a. soler

La nómina que cobran de media las nuevas jubiladas no llega ni a mileurista

24 feb 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Resonando aún los ecos de las multitudinarias protestas de los pensionistas por toda la geografía española exigiendo prestaciones dignas y subidas acordes con la evolución del coste de la vida, este viernes el Ministerio de Empleo hizo pública la nómina de las pensiones, que en febrero batió un nuevo récord, rozando los 9.000 millones de gasto mensual después de incrementarse un 3 % respecto al mismo mes del 2017.

Pero los jubilados no son los únicos indignados. Al enojo de este colectivo, que teme más recortes futuros ante la cada vez más precaria salud financiera de una Seguridad Social en perennes números rojos, se superpone también el enfado de las trabajadoras, que alzan la voz -aprovechando la inminente conmemoración del 8 de marzo- para denunciar la brecha salarial que sufren con respecto a sus compañeros varones.

Vivir más con menos pensión

Cotizaciones sociales y prestaciones futuras son la cara y la cruz del mismo problema. Precisamente la estadística de las jubilaciones confirma que la diferencia retributiva que las mujeres padecen en su vida profesional las condena a percibir prestaciones futuras notablemente más bajas, con el agravante de que, además, su esperanza de vida es más alta que la masculina. Es decir, que ellas previsiblemente vivirán más años, pero con una nómina mucho más reducida.

En el caso de Galicia, la brecha entre sexos en las pensiones medias de jubilación que se incorporaron al sistema estaba el pasado diciembre por encima del 30 %, en el 31,13 % concretamente. Y es que, mientras que un recién jubilado gallego varón percibía de media casi 1.350 euros mensuales, las mujeres en su misma situación -accediendo al sistema tras años de cotización- no llegaban ni a mileuristas: 929,63 euros de media. Es decir: 420 euros por detrás.

Además, la evolución histórica de la jubilación percibida por hombres y mujeres en la comunidad muestra que la brecha, aunque en la última década se ha reducido, persiste: en diciembre del 2007, antes del estallido de la crisis, los varones que se incorporaban al sistema cobraban de media 945,60 euros al mes, frente a los 578,20 de las mujeres, es decir, casi 370 euros más, un 38,9 % por encima, frente al 31,13 % del cierre del 2017.

E igual comportamiento se aprecia en el conjunto del sistema (computando, además de las de jubilación, el resto de las pensiones contributivas), donde la diferencia media mensual fue de 386 euros (33,1 %) a favor de los hombres, que recibieron en diciembre del pasado año prestaciones medias de 1.166 euros frente a los 780 de las mujeres.

La parálisis del Pacto de Toledo

El miedo al futuro de las pensiones públicas se presta a discursos demagógicos, que acrecientan la preocupación social mientras que la comisión del Pacto de Toledo, que debía haber emitido hace casi un año sus recomendaciones para reformar el sistema, sigue guardando silencio.

Lo incontestable es que la cuadratura del círculo no sale: no es posible mantener un nivel de prestaciones creciente (aumenta el volumen de jubilados y la cuantía que perciben) con ingresos que no suben en la misma medida (la crisis se llevó por delante más de tres millones de empleos y los que se han recuperado tienen sueldos y, en consecuencia, cotizaciones inferiores).

El Ejecutivo apela con insistencia, sin éxito, a un acuerdo político en el Pacto de Toledo que proponga ajustes para preservar el sistema de reparto, en el que los trabajadores en activo pagan la prestación de los actuales pensionistas. Pero no reducir las pensiones o no complementarlas con ahorro privado es, según los expertos, volverle la espalda a la realidad.

Rajoy pide que no se haga política con las prestaciones, y el PSOE solo pactará si las suben el IPC

Las pensiones protagonizarán el debate parlamentario esta primavera. El PSOE anunció este viernes que el martes presentará una proposición de ley para que esas prestaciones suban este mismo año un 1,6 %, esto es, en línea con la evolución del IPC. Ya hizo lo mismo en el 2016, pero el Gobierno recurrió al veto presupuestario, argumentando que suponía un aumento del gasto de 1.150 millones -entonces la subida demandada era del 1,2 % para el 2017- y no conllevaba un plan para financiarlo. Eso sí, el PP también contó con Ciudadanos para impedir su tramitación.

Pero esta vez las circunstancias son algo distintas, ya que el partido de Albert Rivera ha endurecido su postura frente a los populares desde su triunfo simbólico en las elecciones catalanas del 21-D.

La propuesta de los socialistas, que cuenta con el respaldo tácito de Podemos, pide que se recupere el anterior modelo de indexación al IPC, derogando así el factor de sostenibilidad que se introdujo en el 2013 y que ha hecho que las pensiones solo suban un 0,25 % anual en el último lustro.

De fondo, el PSOE pretende «desbloquear» el debate en el Pacto de Toledo sobre una nueva reforma de las pensiones, que lleva alargándose ya un año y medio, y pone como condición que exista un «compromiso» de revalorizar estas prestaciones según el IPC.

Pero ni el Gobierno, ni el PP están por la labor. El presidente Mariano Rajoy pidió este viernes que no se haga «política» con este tema, porque «es muy fácil decir esas cosas, pero si luego no hay recursos para pagarlo le estamos tomando el pelo a la gente».