Diésel y gasolina, un adiós envuelto en humo

Manoli Sío Dopeso
m. sío dopeso VIGO / LA VOZ

BIODIVERSA GALICIA

El fin de los coches de combustión en el 2050 cerrará fábricas, destruirá empleo y convertirá el vehículo en un artículo de lujo

03 abr 2019 . Actualizado a las 15:25 h.

El borrador de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética marca un calendario para reducir a cero las emisiones de CO2 en España de aquí al 2050.

Esa legislación todavía cosida con alfileres es la respuesta del Gobierno a los compromisos asumidos en la pasada cumbre del clima de París, y tiene como medida estrella prohibir la venta de coches impulsados por combustibles fósiles en el 2040 (diésel, gasolina, gas natural e híbridos) e impedir por completo su circulación a partir del 2050.

Para el presidente, Pedro Sánchez, se trata de una cuestión de «valentía» para luchar contra el cambio climático, según afirmó ayer en el Congreso. Pero de momento esa intrepidez española llena de interrogantes, lejos de ser bien recibida, ha sembrado la incertidumbre entre fabricantes, vendedores y consumidores.

¿La retirada afectará al mismo tiempo al diésel y a la gasolina y por igual a todas las comunidades?

Según el borrador del proyecto de ley, España dejará de matricular a partir del 2040 cualquier «turismo o vehículo comercial ligero [furgoneta]» que emita dióxido de carbono (CO2) , el principal gas causante del efecto invernadero. El Gobierno no prevé prohibir la circulación de los vehículos comprados antes del 2040, pero espera que debido a las restricciones ya no haya prácticamente ninguno en las calles y carreteras. La prohibición es competencia de la comunidades autónomas y los municipios, que deben adoptarla si lo creen conveniente, a poder ser de modo coordinado. El veto es simultáneo para gasolina y diésel. Pero cambia a nivel local, ya que cada vez son más las ciudades que están prohibiendo los vehículos diésel por emitir más partículas.

¿Qué están haciendo los demás países europeos?

El modo en que España se plantea reducir las emisiones de CO2 está en sintonía con lo que ya han hecho otros países de Europa. Francia fue la primera que reveló su estrategia al anunciar el año pasado que prohibirá la venta de coches de combustión a partir del 2040. Es la misma fecha elegida por el Reino Unido para marcar la caducidad de los motores de gasolina y diésel. Noruega pretende prohibir su venta en el 2025, mientras que Alemania, muy presionada por la industria del automóvil, Holanda, Dinamarca e Irlanda mantienen el debate abierto.

¿Es realista el calendario marcado por el Gobierno?

Cuando menos, es cuestionable. Hay que recordar que en el año 2010, el Gobierno socialista de Zapatero, con su ministro de Industria, Miguel Sebastián, a la cabeza, impulsó un ambicioso plan que se marcaba como objetivo que en el 2014 circularan 240.000 coches eléctricos en España. Esa cifra todavía está hoy lejos de alcanzarse. El parque español de eléctricos apenas suma 115.000 unidades, entre los más de 30 millones de turismos y furgonetas ligeras matriculados a día de hoy, según datos de la Dirección General de Tráfico.

¿Sin diésel ni gasolina en el mercado, bajará el precio de los coches eléctricos?

Aunque llevan años a la venta, siguen siendo automóviles al alcance de muy pocos, con un precio que supera en 10.000 euros la media de los modelos diésel y gasolina. Por ejemplo, el más barato es el Citroën C-Zero, que roza los 22.000 euros (sin ayudas), a pesar de ser un vehículo muy veterano, con apenas 100 kilómetros de autonomía y pensando estrictamente para ciudad. Por su precio, sería posible comprar dos utilitarios de la misma marca. En el extremo contrario encontramos el Tesla Model S, que en su versión más capaz tiene una autonomía de más de 600 kilómetros, pero que tiene un precio superior a los 150.000 euros. En el punto medio se sitúan modelos como el Renault Zoe, que fue el eléctrico más vendido en España en el 2017 y cuyo precio de venta al público es de 31.310 euros.

¿Peligran las fábricas españolas de coches y los empleos del sector?

En España hay 17 fábricas de coches, todas multinacionales con centros de decisión en sus países de origen. Los constructores están obligados a reducir en un 35 % las emisiones de los coches que ensamblan hasta el 2030, y el modo de hacerlo será apostando por la fabricación de eléctricos. Es decir, se seguirán fabricando coches, pero el dónde será una decisión que adoptará cada grupo. La industria española del automóvil es referente en producción de coches y motores diésel, algo que se perfila ya como una desventaja. Los trabajadores del sector también están preocupados por lo que pueda ocurrir. Dicen que para construir un motor de combustión hacen falta cinco operarios, mientras que para uno eléctrico con un trabajador es suficiente.

¿Qué coche hay que comprar ahora, mientras los cambios no llegan?

Fabricantes y concesionarios se han mostrado muy críticos en las últimas horas por la confusión que esta futura legislación que ha avanzado el Gobierno está sembrando entre los consumidores. Fuentes del sector aseguran que, a día de hoy, la opción más recomendable es un vehículo diésel, ya que la caída de las ventas que ha experimentado este tipo de motorización ha abaratado su precio en el mercado, con descuentos superiores al 20 %. Además, recuerdan, una y otra vez, que los motores Euro 6 emiten menos dióxido de carbono que los modelos que funcionan con gasolina.

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