Luz a precio de saldo en Noruega gracias a las renovables

F. F. LA VOZ

ECONOMÍA

ANGEL MANSO

La industria persigue pagar el mismo precio de la electricidad que sus competidores europeos

19 mar 2019 . Actualizado a las 21:26 h.

Pero, ¿qué quiere Alcoa en realidad? Alcoa y el resto de industrias con un alto consumo eléctrico persiguen producir a precios más baratos, al menos tanto como los que pagan sus competidores en otros países del entorno. De lo contrario, su actividad deja de ser rentable. El precio la electricidad en España rozó el año pasado los 60 euros el megavatio hora, frente a los 50 de Francia y los 42,4 euros de Alemania. Sin hablar de que en Noruega, donde Alcoa tiene una fábrica de aluminio que mima como a un retoño, la luz cuesta la mitad que en el España, gracias a la fuerte implantación de las energías renovables

Pero para converger con Europa son precisos incentivos públicos, que casi nadie se atreve a poner en duda. Salvo la Comisión Europea, que mira de reojo las subastas del servicio de interrumpibilidad: las empresas reciben descuentos en la factura a cambio de cortar el suministro cuando sea necesario para el sistema eléctrico.

De ahí el estatuto para el consumidor electrointensivo, que el Gobierno elaboró en solo tres meses empujado por la crisis de las plantas de A Coruña y Avilés. El texto incluye exenciones en dos conceptos del recibo eléctrico (pagos por capacidad e interrumpibilidad), también compensaciones por emisiones indirectas de dióxido de carbono y la opción de firmar contratos bilaterales directamente con centrales de generación en lugar de recurrir a la energía que se vende en el mercado mayorista. Esta última opción funciona en Francia, donde la industria suscribe acuerdos de compra de electricidad con la principal compañía, EDF, que además es pública.

Distintas fuentes calculan que las medidas del estatuto abaratarían el precio del megavatio hora unos 10 euros. Es decir, se quedaría en 50 euros. Cantidad que el sector considera todavía insuficiente para competir con la industria europea.

Sea como fuere, de las medidas de apoyo a la industria electrointensiva depende la supervivencia de compañías como Ferroatlántica, Megasa, Celsa o Alcoa. Y condicionan también la posible venta de las plantas de aluminio de A Coruña y de Avilés. La multinacional estadounidense ya ha dicho que no las quiere, sea cual sea el precio eléctrico.