Los incentivos eléctricos de la industria aún esperan la bendición de Europa

La Voz

ECONOMÍA

Xaime Ramallal

Miles de trabajadores del sector electrointensivo reclaman en Madrid una solución ya

24 ene 2020 . Actualizado a las 21:35 h.

«¿Dónde está el estatuto, el estatuto dónde está?», preguntaban a gritos los miles de trabajadores de las industrias electrointensivas del país que se manifestaron este miércoles en Madrid ante los ministerios de Transición Ecológica e Industria y el Congreso, para exigir un marco retributivo estable que garantice la competitividad del sector. El estatuto del que hablaban es un documento prometido hace un año por el Gobierno central y que contendrá medidas para abaratar los costes eléctricos de esas empresas.

Hasta la capital se desplazaron trabajadores de la fábrica de aluminio de Alcoa en San Cibrao, sus antiguos compañeros de A Coruña y Avilés —vendidas en verano por la multinacional y ahora denominadas Alu Ibérica—, de las plantas de Ferroatlántica en Arteixo, Cee y Dumbría, de Celsa... Los gallegos unieron sus atronadoras voces a las de asturianos, vascos, cántabros, extremeños, andaluces... Miles de operarios para exigir al nuevo Ejecutivo una solución inmediata.

Pero no parece que el estatuto vaya a llegar ya. Representantes sindicales se reunieron con el secretario general de Industria, Raúl Blanco, para saber cómo va la cosa. Según una nota enviada por la Delegación del Gobierno en Galicia, Blanco mostró «el compromiso inequívoco del Ejecutivo de aprobar el estatuto electrointensivo en las próximas fechas». Pero, el texto se encuentra actualmente pendiente de trámites en la Unión Europea y en la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, aunque «somos optimistas», declaró el director general de Industria, que ve próxima su aprobación, según la Delegación del Gobierno.

Sin embargo, «no podemos esperar más. Las industrias se nos van a ir, necesitamos una solución y un precio [eléctrico] con una relación semejante a la de nuestro entorno», reivindicó el secretario general de UGT, Pepe Álvarez.

Y es que el recorte progresivo de incentivos para el sector está provocando ya amenazas de expedientes de regulación de empleo, recortes en la producción y bajadas salariales en este 2020 en Ferroatlántica en Arteixo y en Celsa. Alcoa ha advertido ya en varias ocasiones que, con el precio eléctrico actual, es inviable fabricar aluminio en España, aunque, de momento, no ha adoptado ninguna medida para su fábrica de A Mariña.

El presidente del comité de empresa de esa planta, José Antonio Zan, se muestra especialmente crítico con el Gobierno por la demora en la aprobación del estatuto y de soluciones: «Parece que se lavan las manos como Pilatos. Solo tienen buenas palabras, pero hechos concretos ninguno. Queremos una solución y está en sus manos: bajar el precio de la electricidad para las grandes empresas electrointensivas. Es eso o nada. ¿Que se quieren cargar la industria del norte español? Que lo digan claramente; nosotros tomaremos nuestras medidas».

La Voz en ruta: 14 horas de viaje en un día a Madrid, ida y vuelta, para llegar a trabajar

Xaime Ramallal

Algo más de 14 horas de viaje en un solo día a Madrid, ida y vuelta, para manifestarse y llegar aún a tiempo ayer para entrar a trabajar en los turnos de noche en la fábrica de Alcoa en A Mariña.

Es el sacrificio de más de 200 trabajadores de la multinacional que se trasladaron en cuatro autobuses desde San Cibrao. Lo resaltaba el presidente del comité de empresa, José Antonio Zan, de CC.OO.: «Algunos salieron ayer [por el martes] de trabajar en su turno por la noche y se metieron en el autobús. Otros deben de entrar a trabajar en cuanto lleguemos a A Mariña esta noche [por ayer miércoles]; eso demuestra un compromiso enorme por su parte y les estamos agradecidos».

Fueron cuatro horas en Madrid, adonde llegaron en torno a las 10.30 para manifestarse ante los ministerios de Transición Ecológica y de Industria y ante el Congreso y ya vuelta a casa pasadas las 14.30 para comer en el trayecto de vuelta: «Una paliza y un frío de mil demonios, pero no queda otra», señalaba Zan.

En el autobús, mucho cansancio y escepticismo a la vuelta: «Muy buenas palabras pero ningún hecho. Nos repiten una y otra vez que el estatuto está listo y que tienen que verlo ahora en la UE y en la CNMC y no sabemos dónde más; ahora resulta que lo tienen que aprobar todos menos ellos». El presidente del comité resumía el sentir general de los trabajadores, mientras hacían una parada en un asador en tierras segovianas pasadas las 17 horas.

Al final, en la última etapa del viaje, muchos aprovecharon para descansar y echar una cabezada antes de volver a la fábrica; desde la multinacional les dieron permiso para entrar algo más tarde en sus respectivos departamentos. Todo sea por la causa.