Europa pierde 30.000 millones de euros anuales por la falta de mano de obra

Cristina Porteiro
c. porteiro REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

PEPA LOSADA

España tendrá que cubrir doce millones de vacantes hasta el año 2030

16 oct 2021 . Actualizado a las 09:36 h.

Reclutamientos de camioneros a las puertas de autoescuelas, retrasos en la finalización de obras por falta de albañiles y hasta cierres forzosos en algunos mataderos porque no tienen quién vaya a trabajar. Está ocurriendo en España, pero la escasez de mano de obra se extiende a toda Europa. Restaurantes en París están acortando sus cartas porque no tienen personal para atender a los clientes. Francia también necesita entre 40.000 y 50.000 camioneros. Son el 15 % de las 300.000 vacantes que acumula el país galo en sectores como el hotelero, la construcción o los cuidados, según el Banco de Francia. Su Gobierno acaba de anunciar un plan de 1.400 millones de euros para formar y cualificar a demandantes de empleo allí donde hacen falta.

La situación es todavía más desesperada en Alemania: «Nos estamos quedando sin trabajadores cualificados y será mucho más dramático en los próximos años», admitió este verano el jefe de la Agencia Federal de Empleo, Detlef Scheele, quien calcula que precisan cubrir 400.000 vacantes anuales en todos los sectores, también en industrias como la del automóvil. Necesitan profesionales de los cuidados, instaladores de aire acondicionado, operarios de logística y también profesores: «Habrá escasez de trabajadores cualificados en todas partes», admite. El déficit podría ser mayor porque calculan que cada año se reduce en 150.000 la remesa de personas en edad de trabajar. Para empezar, necesitan entre 45.000 y 65.000 camioneros, la mitad, eso sí, de los que demanda el Reino Unido, que incluso ha enviado a reclutadores a las prisiones, antes de ofrecer visas temporales hasta Navidad para recuperar trabajadores de la UE expulsados tras el brexit. Polonia, país tradicionalmente emigrante, ha optado por cubrir vacantes de transportistas -que llegan a las 123.842, según Transport Intelligence-, electricistas y fontaneros con mano de obra asiática.

Los problemas se extienden más allá de Europa. En Canadá, las empresas están ofreciendo salarios más altos, bonus y más flexibilidad horaria. Aun así, el 30,3 % necesitan trabajadores, según Deloitte. Las vacantes sin cubrir en el primer semestre del año ascendieron a 731.900. 

Ofertas en España

España acumula en la actualidad 119.212 vacantes, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). Desde que arrancó el 2021, la falta de mano de obra se ha disparado un 80 %, alcanzando el mayor déficit desde que hay registros (2013). ¿Dónde se acumulan las ofertas sin cubrir? El sector servicios -incluye actividades como la hostelería, los cuidados o la limpieza- se lleva el oro: registra 105.605 vacantes. Le sigue la industria, con 7.033. En la construcción precisan 6.575 trabajadores.

Estas cifras solo son la punta del iceberg porque, según los cálculos del Centro Europeo para el Desarrollo de la Formación Profesional (Cedefop), entre el 2018 y el 2030, el país necesitará cubrir 9,2 millones de vacantes, muchas de ellas en el ámbito de los negocios, la ingeniería y los cuidados. Un déficit que asciende a los 85 millones en el conjunto de Europa, con Alemania a la cabeza (19,9 millones). Esto tiene, por supuesto, un coste. El Instituto Alemán de Investigación Económica calcula que la falta de mano de obra hace perder a los países europeos 30.000 millones de euros anuales

Galicia: hasta 3.342 vacantes

Las empresas gallegas necesitan contratar trabajadores en casi todos los sectores. Desde el forestal a la construcción, los cuidados o el transporte. El Instituto Nacional de Estadística (INE) calcula que hay 3.342 vacantes sin cubrir en la comunidad, la octava con más déficit, una cifra muy conservadora que contrasta con las que dan algunos sectores. Solo el transporte necesita unos 2.000 camioneros para operar con normalidad.

Según apuntan desde la Consellería de Emprego, las más difíciles de cubrir son las relacionadas con el mar: faltan frigoristas y maquinistas navales; jefes de máquinas, oficiales radioelectrónicos y pilotos de buques mercantes; cocineros y camareros de barcos; auxiliares de buque de pasajeros, caldereros engrasadores de máquinas, bomberos de buques; contramaestres, mozos y marineros de cubierta; mecánicos de litoral y mecánicos navales.

Causas

¿Cómo es posible que teniendo más de 15 millones de desempleados en la Unión Europea (UE) -3,2 millones en España y 336.933 hogares percibiendo el ingreso mínimo vital- haya tantas vacantes?

Eurofound apunta a varios factores. En primer lugar, la dificultad de casar la formación de los trabajadores con las necesidades florecientes del mercado. Hace dos décadas, por ejemplo, no se necesitaban tantos repartidores porque apenas estaba extendida la compra online. Ahora se los arrebatan al sector del transporte de mercancías porque no requiere pasar semanas fuera de casa. Profesiones duras, como la pesca, no encuentran relevo porque los jóvenes aspiran a trabajos mejor remunerados y menos duros. El segundo factor tiene que ver con la crisis demográfica: cada vez hay menos relevo en el mercado laboral. Algunos cálculos apuntan que, en países como Alemania, cada año habrá 150.000 puestos que quedarán desocupados, hasta llegar a los 4 millones de vacantes en el 2030. El tercer factor señala hacia el desplazamiento de mano de obra entre sectores: «El bum de la construcción en España acabó expulsando a muchas personas que, o se han jubilado o se han incorporado a otras actividades. Ahora se necesitan electricistas y fontaneros, pero ya no existe ese capital», explica el economista jefe de BBVA Research, Miguel Cardoso.

¿Qué hay de los salarios? Según apuntan desde algunos sectores, la precariedad es el gran problema: «La escasez de conductores de hoy es el resultado natural de décadas de explotación», denuncian desde la Federación Europea de Trabajadores del Transporte. Cifran en 200.000 los profesionales que hacen falta. En muchos países, denuncian, los camioneros perciben salarios mínimos que tienen que complementan con dietas diarias que no cotizan. 

Consecuencias: más desigualdad, cierre de pymes y aumento de los costes laborales

Eurofound calcula que la población en edad de trabajar en Europa encogerá un 4 % (13,5 millones de personas) a finales de la década. Esta sangría se cebará especialmente con Alemania (perderá un 8 % de su fuerza laboral), Italia (-7 %) y Polonia (-9 %). «La escasez persistente de mano de obra puede derivar en un incremento de los costes laborales debido a que las empresas compiten entre ellas para atraer la mejor fuerza laboral disponible», explican sus expertos. Las consecuencias pueden ser desastrosas. No solo peligra la recuperación -que pivota sobre la transición ecológica y digital, para la que se requiere mano de obra muy cualificada y especializada-, sin trabajadores suficientes, los salarios podrían subir por encima de la productividad en países que, como España, cuentan con un tejido empresarial menos competitivo, añadiendo presión sobre los márgenes de beneficio. Las grandes pueden aguantar, no así las medianas y pequeñas: «Habrá competición por esos trabajadores. Los salarios empezarán a subir y, quien no pueda pagarlos, tendrá que salir del mercado porque no serán empresas lo suficientemente eficientes para ser rentables con mayores salarios», explica Cardoso. Afectará más a los territorios despoblados y envejecidos, donde las oportunidades laborales son más reducidas. La mano de obra tenderá a concentrarse en las grandes urbes, mucho más dinámicas. Y eso también puede añadir presión sobre los precios, tanto de la vivienda como del alquiler, como ya ocurre en ciudades como París, Berlín o Madrid.

Otro de los problemas que puede acarrear la falta de mano de obra es la desigualdad: «Si tuviéramos una tasa de paro del 3 %, no nos preocuparíamos. El problema llega cuando enfrentas escasez de mano de obra con tasas de paro relativamente elevadas [la de España es del 14,3 %]. Los que quieren encontrar un puesto de trabajo no lo pueden hacer y los que lo tienen ven cómo mejoran sus condiciones laborales. La brecha empieza a crecer. Nos debería preocupar la posibilidad de empezar a ver crecer la desigualdad», denuncia.

No hay soluciones mágicas. Cardoso insiste en invertir más fondos públicos en formación -tanto a nivel de colegios y universidades como de desempleados- y retención del talento. También señala a la urgencia por desplegar una política migratoria que permita complementar las capacidades de la población española: «España tiene un pool importante de donde importar: de América Latina».