Buque insignia de innovación pública

Sara Carreira Piñeiro
sara carreira VALDOVIÑO / LA VOZ

EDUCACIÓN

ANGEL MANSO

El trabajo en grupo y la ausencia de libros marcan el ritmo del CPI Atios, de Valdoviño, un centro que es ejemplo de buenas prácticas

13 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Una década de trabajo intenso y decidido a favor de una educación de calidad ha convertido a este pequeño colegio rural (tiene medio millar de niños desde los 3 a los 16 años) en un emblema de la innovación educativa gallega en la escuela pública. ¿Suerte? En absoluto, y, como ejemplo, este año de los 49 profesores han pedido formación 45.

La implicación de los maestros es, sin duda, la clave del éxito de Atios. Eso sumado a una plantilla estable, un liderazgo firme y una gestión acertada de los siempre ajustados fondos. Todo eso ha convertido el centro en lo que es hoy: un abonado a los planes piloto y un ejemplo de relación con las familias, el concello y hasta las asociaciones locales.

Antonio Cebreiro, el director del colegio, recalca que todo el mérito es del esfuerzo del profesorado, que invierte horas de su tiempo libre, y también de cómo se llevan las cuentas. El CPI dispone de 45.000 euros anuales para su funcionamiento (el comedor, con sus 250 alumnos, es aparte) y hay años que más de la mitad se van en la calefacción. Sin embargo, «nunca hai un problema para obter recursos, de fotocopias a material», explica Laura Fernández Blanco, tutora en primaria y una de las maestras más implicadas. Y eso que, como dice Dolores Freire, responsable de las finanzas, «neste colexio como non temos libros gastamos moitísimo en fotocopias». Además del presupuesto general, cada departamento tiene su propio dinero, y si el gasto no supera los 300 euros no tienen que consultar con los directivos. Aunque el análisis de la gestión económica suele estar oculto, su salud afecta al funcionamiento y puede impulsar o coartar a los maestros a la hora de innovar.

Tal vez por ese apoyo explícito de la dirección, en Atios la innovación metodológica, didáctica y tecnológica es el pan de cada día. Fernández Blanco recuerda lo que supuso para ella aplicar el aprendizaje cooperativo (trabajo en grupo): «Eu teño formación en pedagoxía terapéutica [PT] e audición e linguaxe [AL] pero aínda así non podía responder minimamente á diversidade da miña aula. Só co traballo cooperativo vexo que teño certa capacidade». Trabajar en equipo es una seña de identidad del centro que se va diluyendo en la ESO ante el currículo de secundaria y bachillerato.

ANGEL MANSO

Apenas hay casi libros en este centro, que apuesta por la educación por proyectos y mejor si incluye algo de aprendizaje-servicio, desde limpiar playas a reciclar chicles o dar información en el centro de salud. A veces el servicio es interno, como los niños de 4.º, que este año organizaron trabajos, menús y juegos de Samaín para todo el colegio.

En el horizonte metodológico está Piteas, el proyecto de la Fundación Barrié, la USC y la Xunta que el conselleiro Román Rodríguez quiere extender por Galicia si sus resultados a medio plazo se mantienen tan buenos como los del primer curso, el pasado.

Las nuevas tecnologías como puerta a la sociedad del futuro

Atios tiene una gran presencia en Internet, con un canal propio en YouTube y muchas iniciativas tecnológicas. Para el equipo directivo es una línea de trabajo innegociable porque la informática en sus diferentes versiones inundará la vida de los niños de hoy.

Los inicios en este camino hacia la generalización de las tecnologías no fueron fáciles. Reyes Montero, profesora de robótica y miembro del equipo de nuevas tecnologías (curiosamente femenino en una profesión con pocas mujeres), reconoce que se apuntan «a todas as convocatorias porque é a única maneira de ter recursos». Lo dice mientras señala una repisa y varias mesas llenas de robots en el aula de tecnología, y recuerda: «Cando empezamos con isto só tiñamos un».

ANGEL MANSO

A día de hoy, la oferta es muy amplia: en primaria en 4.º hay una asignatura de libre configuración, Robótica. En 1.º de ESO también existe la materia, mientras que en 2.º y 3.º de secundaria se da Tecnoloxía y en 4.º también, aunque es optativa. Entre 5.º de primaria y 2.º de ESO los alumnos están en E-dixgal. Y todo a pesar de que, como explica Freire, «tes que preparar as clases de dúas maneiras, con e sen Internet, porque o wifi falla moito». Además, a partir de 5.º hay talleres de robótica extraescolares con unos 50 alumnos (algunos cursan la materia por la mañana, pero otros no); el Club de Ciencia, que comenzó el curso pasado en modo piloto y que este año esperan repetir. Ana Díaz, su responsable, explica que el objetivo es «fomentar o razoamento, que aprendan a pensar con calma, a utilidade do ensaio-erro, a toma de decisións, a curiosidade...». Implican a estudiantes de otros cursos y estudian desde el nacimiento de pollitos hasta la mezcla de líquidos.

Apuestan por feminizar las materias científicas porque conocen bien el hándicap social para las mujeres: «Ás nosas actividades veñen moitas nais, pero cando falamos de ciencia aparecen os pais», explica Laura Fernández, y eso es algo que intentan cambiar animando a la asistencia femenina. Incluso la promueven en la Semana STEM, un campamento de una semana financiado por la Xunta para conocer las ciencias y que, cómo no, es un plan piloto.

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