Jara Acín, psicoterapeuta: «La educación emocional es un seguro a largo plazo»

EDUCACIÓN

Junto con el especialista en el desarrollo Iñaki Pastor firma «¡Ayúdale a despegar!». Un libro a modo de «gafas» para que los padres sepan ver las capacidades de sus hijos y cultivarlas

10 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Un día los hijos alzarán el vuelo, con las herramientas y habilidades que les habrán dado padres y educadores para trazar su camino. Aunque abundan los manuales que guían la crianza, ¡Ayúdale a despegar! se presenta como «práctico y didáctico para descubrir qué necesita realmente tu hijo para desarrollar todo su potencial» y ser una luz ante las dificultades «tanto físicas como emocionales» de la primera infancia. Sus autores, el fisioterapeuta experto en pediatría y desarrollo infantil Iñaki Pastor y la psicoterapeuta infantil Jara Acín, quien desgrana la esencia del libro y las heridas de la pandemia.

—¿Cómo podemos ver el potencial que cada niño tiene y a tiempo?

—Hay niños que tienen bloqueos de algunos aspectos que pasan inadvertidos habitualmente o que generan problemas visibles, pero no se identificaban con el neurodesarrollo. Ahora sabemos que se pueden trabajar y cómo. Permite que florezcan todas las capacidades, despertando no solo desde el punto de vista terapéutico de manera clara sino también desde la intervención pediátrica y la fisioterapia, sobre áreas del cerebro bloqueadas.

—¿Con esos avances ya al alcance, se trabaja como se debiera o aún no?

—Por un lado, la estructura de las instituciones educativas está incorporando últimamente este tipo de información [cita el método Montessori] para mejorar los planes pedagógicos de manera muy clara pero también muy, muy reciente. Aún está la herencia de unos modelos que no tenían en cuenta, por ejemplo, la variabilidad propia de cada niño, distintos ritmos y cuestiones emocionales; si eso se ignoraba desde las instituciones educativas también se ignoraba desde las familias. Valorar las inteligencias múltiples es un avance prodigioso a la hora de capacitar a los niños para que puedan tener más conciencia de sus propias valías y desarrollarlas. Es supernovedoso, pero aún no llega ni a todas las familias ni a todos los centros. Estamos en proceso. Aún coartamos las capacidades involuntariamente. Cada vez menos, pero más formación es lo que necesitamos.

—¿Y si fuéramos por el lado correcto?

—Disminuiríamos la tasa de abandono escolar, facilitaríamos que las personas pusiesen sus capacidades al servicio del bien común, mayor sensación de valía y mayor autoestima [...] A veces, los padres y las madres no nos damos cuenta y ejercemos mucha presión en cosas que no tienen tanta importancia: las notas, el qué dirán, las expectativas o ‘este niño va a ser...' Eso también coarta las posibilidades porque lo vemos con nuestros ojos.

—La pandemia, ¿qué heridas causó?

—En algunos casos ha sido beneficioso para las dinámicas familiares y para menores que tenían carencia de presencia parental, pero en el caso de los padres que tuvieron que trabajar durante el confinamiento, complicó muchísimo el estado de salud mental general porque los niños metabolizan emociones y situaciones a través de nuestros propios recursos como adultos y estábamos en una situación muy crítica, tener que manejar el miedo, adaptarnos a la situación estresante de no poder salir y tener que cumplir con los objetivos con un desafío que era atender a los niños. Por otro lado, niños y adolescentes han sufrido de manera muy alargada en el tiempo muchas restricciones de situaciones que son necesarias para su desarrollo: jugar juntos, al aire libre, falta de estimulación, poder mezclarse con sus iguales... ¡Y eso habrá que repararlo! [...] En temas de neurodesarrollo queda mucho aún por hacer y que ganar. Yo creo que hay muy poca cultura de cuidado emocional y de autocuidado. El neurodesarrollo se ha ignorado por completo, se empieza a conocer pero hay muchos mitos que perjudican a los niños. Invertir en educación emocional es un seguro a largo plazo y daría muchos beneficios. Por eso, también la psicoterapia con padres y madres es importantísima y el tema del apego es central.