Estefanía Cabarcos, mejor nota en las oposiciones de maestros: «En el 2009 saqué una nota similar, pero no obtuve plaza»

rosalía martínez / A. A. A CORUÑA / LA VOZ

EDUCACIÓN

César Toimil

Dedicó un año a prepararse y está a punto de dar el salto de la educación privada a la pública

05 ago 2022 . Actualizado a las 20:04 h.

Una opositora atípica. Así se define Estefanía Cabarcos. Ha obtenido la mejor puntuación en las oposiciones al cuerpo de maestros de la Xunta: un 9,08 sobre 10. Ahora, tras 14 años en la educación concertada en el Liceo la Paz de A Coruña, se adentra en la pública como maestra en el Colegio Rosalía de Castro de esta misma ciudad.

Durante exactamente un año, de junio a junio, Estefanía, de 38 años, se propuso un reto: aprobar las oposiciones de la Xunta para enseñanza primaria. «Necesitaba un cambio de etapa y una conciliación real con mis hijos». Pero el desafío comprendía mucho más que hincar los codos hasta memorizar todo el temario. «Al mismo tiempo que estudiaba, tenía que trabajar a tiempo completo en el Liceo, dirigir la escuela de idiomas del colegio y organizar y vigilar exámenes de Cambridge», explica la profesora. «Y a todo ello sumarle que soy madre de unos niños de 8 y 3 años».

La rutina de estudio de Estefanía no podía empezar hasta las siete de la tarde, y terminaba cerca de las 21.30, «a una hora decente a la que acostar a los niños». Por ello, tuvo que emplear los fines de semana para hacer jornadas intensivas.

Un factor determinante para lograr su meta con tan poco tiempo a su disposición fue su experiencia profesional en el Liceo. «Tendemos a demonizar la educación privada y yo todo lo que sé se lo debo a ellos».

Además, la pandemia le obligó a actualizarse en las nuevas tecnologías, lo que cree que «ha sido crucial para el material presentado». Y como en todo, la suerte también tuvo su parte. En la primera de las tres pruebas, la escrita, se extraen dos números de un bombo que se traducen en los temas a desarrollar. De esa lotería, los opositores deben escoger uno. «Decidí marcarme un objetivo realista y estudié 18 de los 25 temas. Y no solo cayó uno de esos sino que era mi favorito. El número 5». Después de ese examen, Estefanía ya tenía claro que la plaza era para ella. Lo que no se esperaba era ese resultado. Cuando por fin salieron las listas el 19 de julio supo que había sido la nota más alta de su especialidad, en inglés. Pero no fue hasta esta semana cuando recibió una llamada de la Consellería de Educación que le informó del colofón de su éxito: había obtenido la puntuación más alta de todo el cuerpo de maestros de Galicia.

«La clave fue saber diferenciar mi material, hacerlo personal», confiesa Cabarcos. Para la segunda y tercera prueba, enmarcadas fuera del plano teórico, se inspiró en profesores que conocía o encontraba en redes sociales y que le aportaron «ideas creativas que pude utilizar tanto en el caso práctico como en la exposición final sobre la unidad didáctica».

Esta no era la primera vez que Estefanía se presentaba a una oposición. Ni la primera que la aprobaba con sobresaliente. «En el 2009 me estudié las de secundaria de inglés. Saqué una nota similar, un 9,02, y no obtuve plaza». En esta ocasión, los contratiempos eran todavía mayores porque «volver a convertirte en estudiante con niños saltando a tu alrededor, no es fácil». Aun así, cuenta que se formaba un ambiente muy sano cuando convertía su casa en una biblioteca en la que todos, grandes y pequeños, hacían sus deberes.

Pasados los momentos más duros, la maestra se siente «empoderada y rejuvenecida», y está encantada de poder ser «un ejemplo a seguir para sus hijos y para todos los jóvenes».