Conoce las bases para crear un comentario crítico

José Manuel Dopazo

ESCUELA

Examen de selectividad en Santiago la pasada semana
Examen de selectividad en Santiago la pasada semana XOAN A. SOLER

Lo primero es saber qué vas a decir, cómo lo organizas y cómo lo dices. Sigue estas pautas para conseguirlo

25 nov 2025 . Actualizado a las 15:09 h.

En entregas anteriores vimos cómo comprender un artículo. Ahora es el momento de confrontar tu opinión con la de la autora o autor en un comentario crítico. Advertencia: no se trata de que escribas tu propio artículo de opinión sobre el tema del artículo que has leído. Es ese uno de los errores más frecuentes en este ejercicio. Lo que debes es, insistimos, confrontar tus ideas con las de la autora o autor, manifestando tu acuerdo o desacuerdo con ellas. Hoy veremos las bases del comentario crítico. En próximas entregas profundizaremos en técnicas específicas para perfeccionarlo. 

¡Ya están aquí!

Luis Ferrer i Balsebre

Damas y caballeros, ya está a punto de ejecutarse la amenaza del Halloween, y pocos días después prepárense para la jornada más trascendental del consumismo global; ese día en el que la humanidad se redime de su frugalidad y se entrega a la noble causa de comprar compulsivamente lo que no necesita a un precio que, posiblemente, sea el mismo que tenía hace dos meses: ¡el Black Friday!

Un Viernes Negro que ha evolucionado hasta convertirse en la festividad más esperada por las multinacionales y la más temida por las tarjetas de crédito. Es el solsticio del gasto, la Cuaresma al revés. El advenimiento del gran ahorro. Una promesa tan real como la existencia de unicornios rosas que pagan la factura de la luz.

Observamos con fascinación cómo los minoristas, en un acto de suprema generosidad, elevan los precios un 30 % la semana anterior, para poder ofrecer un «descuento» del 25 % el día D. ¡Magia! El consumidor, ese ser racional y analítico, se siente empoderado como un genio de las finanzas porque ha «ahorrado» un dineral en un producto que, francamente, no sabía que existía hasta que vio la etiqueta naranja.

La tradición dicta que, para participar en esta orgía de ofertas, el ciudadano debe comportarse como un depredador en celo. Olvídense de la racionalidad, este es el día de la ley del más rápido. Si es usted de los que valoran su integridad física y mental, evite las tiendas físicas. Ahí la búsqueda de un televisor con una pulgada extra o un robot aspirador se convierte en un «reality show» de supervivencia. Codos, empujones, gritos... todo por un descuento que bien podría haberse aplicado a la terapia que se necesitará después.

En el ámbito digital, el combate es más silencioso, pero igualmente brutal. Miles de almas, sentadas en pijama frente a una pantalla, compiten por el último «smartphone» agotando existencias en un milisegundo. La satisfacción de obtenerlo es fugaz, pues enseguida llega la angustia del Cyber Monday, donde el ciclo de gasto y arrepentimiento se repite con la perversa puntualidad de un reloj de cuco.

El Black Friday, el Cyber Monday y los aniversarios de todo tipo no son solo un día; es un estado mental. Es la prueba de fuego de nuestra capacidad de convertirnos en zombis frente a una etiqueta que dice: «Oferta». Es el día en el que la economía se viste de fiesta, y nuestros bolsillos, de luto. Pero no importa, porque hemos comprado ese novedoso electrodoméstico que, con suerte, usaremos tres veces antes de que se convierta en un monumento al «gran ahorro» en un rincón del trastero. ¡Felicidades, consumidores, han ganado la batalla y la sociedad del consumo ha vuelto a ganar la guerra!

LAS TRES FASES DE CREACIÓN DE UN COMENTARIO:

Tus ideas serán más interesantes y quedarán mejor organizadas si sigues estas tres fases:

1. ¿Qué voy a decir?

Antes de lanzarte a escribir, reflexiona sobre el artículo: ¿cómo valoras su tesis y sus argumentos? ¿Cuáles son los tuyos? ¿Qué ejemplos y propuestas ofreces? Con el rigor, la calidad y la originalidad de tus ideas ganarás 1,5 puntos en selectividad.

2. ¿Cómo lo organizo?

Imprescindible: ordena tus ideas en introducción, desarrollo y conclusión. Una buena estructura te dará 0,5 puntos.

3. ¿Cómo lo digo?

Demuestra corrección lingüística, utiliza frases significativas y escribe con rigor y personalidad. Gracias al estilo conseguirás 0,5 puntos.

1. ¿QUÉ VOY A DECIR?

Evita obviedades. Profundiza en el artículo con preguntas como estas:

1. ¿Qué opino sobre la tesis?

¿Estás de acuerdo con la tesis defendida en el artículo? ¿Tienes una visión diferente?

2. ¿Qué me parecen los argumentos?

Identifica y analiza cada argumento. ¿Se basan en datos ciertos y en fuentes creíbles? ¿Son argumentos suficientes? ¿Detectas argumentos falsos? ¿Podrías aportar contraargumentos?

3. ¿A qué me recuerda todo esto?

Encuentra ejemplos originales que ilustren tus razonamientos, establece comparaciones con casos similares, y ofrece nuevos datos.

EJEMPLO:

Valora la tesis:

Luis Ferrer pretende convencernos de que los consumidores debemos ser racionales. Obviamente, estoy de acuerdo. Pero me pregunto si eso fácil. Las técnicas de ventas anulan nuestra capacidad de razonar. ¿Podemos decidir ser racionales? ¿Es solo responsabilidad de los compradores?

Valora los argumentos:

¿Es cierto que los comercios alteran los precios? ¿En qué datos se basa para afirmar que el consumismo afecta a nuestra salud mental?

Recuerda y relaciona:

Conozco técnicas de venta para que nuestra capacidad de análisis quede anulada. También tengo mi propia experiencia comprando un móvil.

2. ¿CÓMO LO ORGANIZO?

La extensión del comentario debe estar entre treinta y cuarenta líneas, que deberás organizar así:

1. Introducción: (5-10 líneas):

Aborda el tema y la tesis defendida en el artículo. Presenta tu posición al respecto.

2. Desarrollo: (20-30 líneas):

Analiza cada uno de los argumentos del autor o autora. Valora su validez y consistencia. Presenta tus contraargumentos.

Relaciona las ideas del artículo con tus propios conocimientos.

3. Conclusión (5-10 líneas):

Realiza un balance de todos los razonamientos que has desarrollado y contrastado, a favor o en contra, con los del autor o autora. Concrétalos en dos o tres frases que condensen, de manera razonada, tu opinión. Puedes proponer medidas alternativas a las que ofrece el artículo.

EJEMPLO:

-Introducción:

Mostraré que estoy de acuerdo con la tesis de Luis Ferrer. Pero empezaré con un ejemplo que cuestionará si es posible lograr lo que propone.

-Desarrollo:

Escribiré tres párrafos:

El primero para mostrar que el autor carga en exceso la responsabilidad en el lado de los compradores. Creo que las empresas e instituciones son también responsables.

El segundo para cuestionar los datos que ofrece el autor sobre la alteración de los precios en las ofertas.

El tercero para valorar el estado mental que nos provoca la sociedad de consumo.

-Conclusión:

Contaré mi propia experiencia comprando un móvil. Puede servir como balance y reflexión final.

3. ¿CÓMO LO DIGO?

Que tu estilo de escritura muestre una voz propia, original y rigurosa:

1. Sencillez y personalidad:

Evita tópicos y frases de relleno. Utiliza verbos de pensamiento para referirte a lo que piensas o sientes. Demuestra riqueza expresiva. Implica a las potenciales lectoras y lectores de tu argumentación.

2. Usa marcadores del discurso:

Para ordenar la información (en primer lugar, por una parte, finalmente…), para contraargumentar (por el contrario, sin embargo, en cambio…), para introducir ejemplos (por ejemplo, en concreto…) y para recapitular (en conclusión, en resumen…). 

Recomendación:

Lee artículos de opinión con frecuencia. Visita la sección de opinión de la prensa diaria. Lee y relee los artículos que más te interesen. En ellos aprenderás, no solo sobre actualidad, sino también sobre cómo razonar, desarrollar y expresar ideas.

Imita el estilo, la forma de presentar el mundo, de tus articulistas favoritos. Leer es la manera más eficaz de aprender a escribir.

Revisa este ejemplo de comentario crítico:

Los centros comerciales hacen sonar música relajante cuando quieren que pasemos tiempo en sus tiendas y recurren a música frenética cuando quieren que agilicemos las compras. Estrategias tan sencillas, y tan imperceptibles, determinan nuestro comportamiento. Luis Ferrer nos pide que, como compradores, activemos nuestros resortes racionales ante las ofertas que se avecinan. Imposible no estar de acuerdo con su propuesta. Pero, acechados por una sofisticada mercadotecnia, ¿podemos decidir ser racionales?

Tanto del fondo como del tono irónico, casi sarcástico, del artículo se desprende que Luis Ferrer hace recaer la responsabilidad del consumismo irracional en nosotros, los consumidores. Es obvio que tenemos nuestra cuota de responsabilidad. Pero quizá no se trate solo de «nuestra capacidad de convertirnos en zombis», sino de la voluntad de empresas y publicistas de inocularnos la dosis vírica imprescindible para transformarnos en seres impulsivos y primarios. Es sabido que la publicidad ha abandonado, hace tiempo ya, los datos, la razón. Nos apela mediante la sugestión, la sensación y el arrebato emocional en un asedio constante ante el que estamos indefensos. ¿Cómo no caer en esas redes?

Y aun así, a veces somos racionales. Conocemos a personas que siguen la evolución de precios de determinado producto y esperan el momento justo de la oferta para adquirirlo. La generalización que realiza el autor, tanto de las tendencias de los consumidores como de supuestas prácticas de alteraciones de precios, no parece justa. La sociedad consumista es también la sociedad de la información, y el consumidor dispone de muchas herramientas, que utiliza, para realizar compras sensatas.

Sin embargo, y más allá de adjudicación de responsabilidades y de la activación de alarmas ante ocasiones concretas, parece necesaria una revisión del «estado mental» de nuestra sociedad al que alude el autor. Y es que ya no aspiramos simplemente a poseer bienes, sino que habita en nosotros una indefinible angustia que solo se calma con la fugaz, y a veces intangible, experiencia de comprar y volver a comprar. ¿Por qué nos sucede esto? A la respuesta solo podemos llegar mediante una reflexión cruda y honesta por parte de todos los agentes sociales con capacidad para modificar el contexto.

Recuerdo el proceso de compra de mi actual móvil. Digo proceso porque durante varias semanas revisé modelos, analicé vídeos, comparé prestaciones… Hice lo que exige la razón. Me decanté por un modelo y fui a la tienda. Pero… mi sensata decisión se vino abajo ante la oferta que el vendedor me puso delante. En este contexto de asedio comercial permanente, las armas de la razón no siempre son suficientes.

José Manuel Dopazo es catedrático de Lengua en el IES Maruxa Mallo de Ordes.