El efecto político de un crimen

Manuel Costoya
Manuel costoya REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Lifante dimite como pedáneo de Barinas y deja el PP tras ser imputado en el asesinato del Ingrid Visser y su pareja

09 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La imputación de Evadasto Lifante en el asesinato de Ingrid Visser -exjugadora holandesa del Voléy Murcia, club del que era presidente- y su pareja, Lodewijk Severein, ha llevado al empresario a finalizar su carrera política en el PP, partido del que era un veterano militante.

Lifante siempre mantuvo que nada tenía que ver con lo ocurrido, pero el pasado 1 de agosto tuvo que declarar como imputado en este caso en el que se entremezclan dos crímenes extremadamente violentos, sicarios rumanos, viejas amistades, deudas y muchos intereses económicos.

Tras su paso por los juzgados, el presidente del Comité de Derechos y Garantías del PP de Murcia, Alberto Garré, se puso en contacto con el presidente del PP en Abanilla, municipio próxima a la capital, y le hizo saber que el partido iba a abrirle un expediente informativo a Lifante, alcalde pedáneo en Barinas. Pero el expresidente del Voléy Murcia se adelantó a los acontecimientos y presentó ayer su baja voluntaria, poniendo fin a cerca de veinte años en las filas de los populares murcianos.

Pero este es el menor de los problemas al que se enfrenta Lifante, un empresario de cierto éxito en otros tiempos venido ahora a menos y acuciado por las deudas, según datos contenidos en el sumario de este caso por el que están en prisión preventiva el antiguo gerente del club que presidía Lifante, Juan Cuenca, y dos ciudadanos rumanos acusados de matar y descuartizar a Visser y su pareja.

El Juzgado de Instrucción de Molina de Segura, que investiga el doble asesinato, ha encontrado indicios de la participación en los hechos de Lifante. Uno de ellos es la declaración de Cuenca, que siempre mantuvo que el empresario fue el encargado de preparar el encuentro previo al crimen con la pareja, a la que debía una importe suma de dinero.

Otras sospechas se derivan del hallazgo de una fotografía del propio Lifante en el registro de la vivienda que ocupaba en Valencia uno de los ciudadanos rumanos considerados autores materiales del doble asesinato. También juega en su contra un informe policial en el que se detalla que Cuenca y Lodewijk habían realizado gestiones en los meses previos al doble homicidio, ocurrido el pasado mes de mayo, para conseguir la venta de una cantera propiedad de Evadasto Lifante, ubicada en el municipio murciano de Fortuna.

El levantamiento del secreto del sumario también puso al descubierto algunos comportamientos singulares del empresario, que solía dejarse guiar por unos magos para tener suerte en sus negocios y en la vida. Un testigo, al que Lifante le debe cuatro millones de euros, incluso facilitó sus nombres, Adama y Sane. La referencia a los chamanes aparece también en otro documento incorporado a la causa, en el que se recoge una conversación mantenida por Juan Cuenca con una amiga, una charla en la que habla sobre la personalidad de Lifante, «una persona muy rara que dice que habla con un genio».