«Vinieron en manada a dar golpes. Fue un horror»

S.D.M. REDACCIÓN

ESPAÑA

Cedido

Una camarera que estaba dentro de la barra del Xiringüelu relata cómo fue la rebelión que obligó a intervenir a la Guardia Civil

07 ago 2017 . Actualizado a las 19:44 h.

«Al pagar la música vinieron en manada a dar golpes. Fue un horror». Lo cuenta en primer persona M.F., una de las camareras que estaba en la barra que fue asaltada por clientes en el Xiringüelu de Pravia y que cuenta que pasaron auténtico miedo ante una situación que no entendían. El DJ de la fiesta cerró a las doce de la noche, tal y como estaba previsto. Ese fue el momento en el que comenzó el asalto a la barra. Un grupo numeroso de clientes comenzó a golpear y a zarandear el bar principal, con una veintena de trabajadores dentro. «No sabemos qué querían, sin más música o más copas. Al principio fue un grupo pero luego se fue extendiendo y la gente venía solo a eso», relata. Los trabajadores comenzaron a llamar compulsivamente a la policía y a Emergencias. Poco después de las doce y media, intervenían agentes de la Guardia Civil armados con porras y protegiéndose con escudos. Para ellos fue un auténtico alivio. La media hora que vivieron atrapados en esa barra les pareció eterna.

M.F. cuenta que desde que comenzaron los disturbios se quedaron atrapados dentro de la barra. «El ruido era horrible y hubo uno, por ejemplo, que nos lanzó una botella», explica. Hubo incluso heridos. «A otra camarera le cortaron la mano y a un camarero que intentaba entrar en la barra le estrujaron y cayó desmayado. Tuvieron que pincharle luego», explica aún con miedo. Prefiere, de hecho, no dar su nombre y que que solo se mencionen sus iniciales.

Al principio solo gritaban y zarandeaban las barras que conformaban el bar. Pero, poco a poco, se fueron calentando. «La gente intentando entrar, abriendo los cañones de cerveza para beber, tirando todo», relata M.F. En su caso, al igual que en el de otras compañeras, era la primera vez que trabajaba en este bar. Es estudiante y aceptó el encargo para así poder sacar algo de dinero. Otros trabajadores con más experiencia le reconocieron que nunca había visto nada parecido y que no tenían pensado volver. «Yo pasé miedo, la verdad. Había muchas camareras llorando y con razón», argumenta.

«A las 00.27 llamé yo al 062 para que por favor vinieran rápido porque que se estaba desmadrando cada vez mas y me dijeron que estaban viniendo ya los antidisturbios», cuenta tras comprobar las horas. Ella no fue la primera en dar la voz de alarma. Pero el tiempo pasaba, la tensión crecía y la «manada», como ella lo llama, no se disolvía. «Llamamos a la guardia civil muchísimas veces hasta que al final nos mandaron a los antidisturbios y, rápidamente, se fueron todos», insiste.

Cuando las fuerzas de seguridad llegaron sintieron alivio. Las imágenes del vídeo muestra cómo cargaron contra las personas que quedaban acodadas en la barra o que merodeaban alrededor. «Desde dentro de la barra alguien gritó que tuviéramos cuidado, que estaban lanzando pelotas de goma. ;os agachamos por si acaso y todo fue calmándose», concluye.

A pesar de la inexperiencia de la muchos de los camareros, actuaron con total profesionalidad. Una vez que la Guardia Civil puso orden y disolvió a los clientes que aún quedaban en la zona, comenzaron a recoger. Era alrededor de la una de la madrugada. Había vivido una experiencia totalmente inesperada y tensa en el Xiringüelu.