Los recelos minan el frente secesionista

Carlos Punzón
carlos punzón LA VOZ EN BARCELONA

ESPAÑA

MARTA PEREZ | EFE

La CUP amenaza con dejar solo a Puigdemont si el lunes no confirma la secesión y ERC apela a la unidad y al diálogo con el Gobierno central, pero solo para proclamar la independencia

15 oct 2017 . Actualizado a las 10:18 h.

Los matices han resquebrajado las alianzas del independentismo desde que Carles Puigdemont declaró el martes la república catalana, para suspenderla menos de un minuto después. Ante la evidencia de que los plazos y las estrategias son dispares, para intentar cerrar filas en un mar de recelos mutuos e intentar cambiar la imagen en el extranjero, el secesionismo optó ayer por emitir un doble mensaje: hacia dentro, reclamar unidad, y de cara a la opinión internacional, asegurar que buscan el diálogo. Pero en realidad, un diálogo que parte de una condición que el bloque constitucionalista recibe a modo de chantaje: que la finalidad de una hipotética negociación no sea otra que Cataluña se convierta en un país independiente.

A punto de vencer el plazo dado por Mariano Rajoy para que mañana el presidente de la Generalitat especifique si declaró o no la independencia, el vicepresidente de la Generalitat y líder de ERC, Oriol Junqueras, alejó ayer cualquier posibilidad de conversación con el Gobierno o en el Congreso dentro del marco constitucional. «Cumpliremos el mandato del 1-O», aseguró durante la reunión extraordinaria que celebró en Barcelona el consejo nacional de su formación. El cumplimiento del sí a la secesión que se declaró con la consulta ilegalizada lo harán «a través del diálogo para evidenciar ante la comunidad internacional quién quiere dialogar y quién no», llegó a decir. Pero a continuación él mismo hizo imposible cualquier mesa de debate oficial al reiterar que la única opción de avance es que ese hipotético escenario de conversación tenga «como referente la construcción de la república catalana».

La de ayer fue pues una jornada de reafirmación de posturas en el secesionismo, pero más llamativa resultó incluso la reclamación de unidad. «Para superar las dificultades y seguir haciendo milagros como el del 1 de octubre nos hace falta reiterar y expresar nuestra confianza en la unidad de acción, del Gobierno y del Parlamento, del Gobierno y de la mayoría parlamentaria y del conjunto de las instituciones y del mundo municipal, los agentes económicos y sociales y las entidades, y con la ciudadanía», expresó Junqueras tratando de presentar al bloque independentista como un frente amplio.

Sin embargo, la disparidad en el discurso la puso el secretariado nacional de la CUP, reunido también ayer para advertir a Puigdemont. «Le exigimos que su respuesta -al Gobierno central- sea nítidamente afirmativa y acompañada necesariamente de un acto de solemnidad que dé respuesta a los resultados del 1-O. Por lo tanto, la proclamación de la república», dijo la portavoz de los anticapitalistas, Núria Gibert. «No entendemos medias tintas ni pactos constitucionales. No podemos entender tampoco pactos en despachos ni de mediaciones entre las élites», añadió en la lista de advertencias de la CUP, que en función de lo que haga mañana el presidente catalán volverán o no al Parlamento autonómico o centrarán toda su acción en la calle.

La formación asamblearia no dudó en hacer evidente el distanciamiento que desde el martes mantiene con Puigdemont, al que Gibert acusó de una falta de transparencia que «no está a la altura de lo que el momento necesita». Por eso la portavoz adelantó que en esta ocasión no avalarán la «confusión ni el desconcierto generalizado» con el que identifican ahora la proclamación y posterior suspensión de la independencia que en todo caso acabaron avalando en la declaración conjunta firmada por sus diputados y los de Junts pel Sí.

Presión interna

A Puigdemont la presión no le llega solo desde el resto de las fuerzas independentistas, incluso lo azuzan de manera pública correligionarios del PDECat. Algo más de una treintena de militantes y simpatizantes del partido del presidente de la Generalitat le reclamaron con un manifiesto «que dé por finalizada» la suspensión de la declaración de independencia y proclame ya la república catalana, al considerar que es imposible el diálogo con el Gobierno central. Bajo el título Por la república catalana, el documento llega a calificar de «abrupta, ruda y predemocrática» la respuesta del PP y el PSOE a la suspensión de la declaración de independencia. Por ello, instan a Puigdemont a no responder siquiera al requerimiento de Rajoy, al considerar que Cataluña no tiene por qué hacerlo al ser ya «un Estado soberano».

El bloque soberanista también evidenció ayer su diversidad estratégica, al apostar tajantemente Ciudadanos por la convocatoria de elecciones autonómicas si el Ejecutivo central aplica la vía del artículo 155 de la Constitución. El PP no quiere ni de lejos afrontar ahora unos comicios que pudieran dar a C’s más presencia. En el PSOE sí apoyan que las urnas creen un nuevo mapa político.

La división alcanza también a ANC

Abonada como el resto del soberanismo a apelar al diálogo, pero instando en paralelo a declarar unilateralmente la independencia, Asamblea Nacional Catalana (ANC) tiene también su particular choque interno. Mientras su presidente, Jordi Sànchez, apela desde hace días a confiar en la cadencia en la toma de decisiones de Carles Puigdemont, el secretariado nacional de la entidad catalanista presiona al responsable de la Generalitat para que pise definitivamente el acelerador.

Esa dicotomía parece haber empujado a la hasta ahora vicepresidenta de la ANC, Natalia Esteve, a presentar su dimisión y distanciarse de Sánchez, precisamente cuando mañana el presidente de la entidad declara ante la Audiencia Nacional acusado de un delito de sedición junto al presidente de Òmnium, Jordi Cuixart, y el mayor de los Mossos d’Esquadra, Josep Lluís Trapero.

Esteve excusó su renuncia exclusivamente por motivos personales, aunque su decisión se produzca justo cuando se llega a la semana clave en el calendario soberanista, tanto por la cita judicial como por el requerimiento que ha puesto el cronómetro sobre la vía del artículo 155 de la Constitución. Por eso ayer se procedió con celeridad a nombrar al historiador Agustí Alcoberro como nuevo vicepresidente, mientras Jordi Sànchez hacía un llamamiento a la unidad del frente independentista.

Alcoberro, que fue director del Museo de Historia de Cataluña, se impuso en la primera votación para la elección del cargo por más de dos tercios de los votos de los asistentes, según fuentes de la ANC. La otra aspirante a ocupara la vicepresidencia era Àngels Folch.

«Estamos convencidos de que ni la mayoría del Parlamento, ni la Mesa, ni el Gobierno, ni su presidente, ni su vicepresidente darán ningún paso atrás», manifestaba el líder de ANC, pero abogando por la declaración de independencia si el Estado «ahoga».