Los secesionistas votan la independencia en secreto y con media Cámara vacía

ESPAÑA

Alberto Estévez | Efe

La CUP rechaza las elecciones del 21D y Junts pel Sí calla

28 oct 2017 . Actualizado a las 08:49 h.

Nada más lejos de la paz que pregonan los independentistas se vio este viernes en el pleno del Parlamento de Cataluña. Una sesión bronca con un hemiciclo, reflejo de la sociedad, fracturada por la mitad, para aprobar, con los votos secretos de Junts pel Sí y la CUP, y la ausencia de la mayoría de grupos de la oposición, una independencia de Cataluña sin validez. «Declaramos que Cataluña se convierte en un estado independiente en forma de república», proclama la resolución que ambos grupos impulsaron, y que insta al Gobierno de Carles Puigdemont a desplegar la ley de transitoriedad jurídica, anulada por el Tribunal Constitucional. El mismo Ejecutivo que anoche guardó silencio públicamente tras el anuncio del presidente Mariano Rajoy de destituirlo. Reunido en el Palau, aprobó el cese de cinco altos cargos a petición propia.

La única reacción independentistas llegó de la diputada de la CUP Mireia Boya, quien ignoró la convocatoria de elecciones y escribió en Twitter: «El 21 de diciembre paella masiva insumisa. Somos república».

La proclamación de la falsa independencia salió adelante por 70 votos a favor (de Junts pel Sí, la CUP y el diputado no adscrito Germà Gordó), 10 en contra (Catalunya Sí que es Pot) y dos en blanco. Esta declaración solemne ya había sido firmada por los independentistas el pasado día 10.

El presidente del PPC, Xavier García Albiol, tachó de «cobardes» a los diputados favorables a la independencia por pedir que la votación de esa propuesta de resolución fuera secreta mediante «llamada» y en «urna». Y cuando las anteriores votaciones de las propuestas de C’s, PSC, PP y Catalunya sí que es Pot se habían realizado a mano alzada.

La intención de los independentistas era clara: que no pudiera saberse el sentido del voto de cada diputado, lo que podría brindarlos de acciones judiciales. A mayores, el portavoz adjunto del Junts pel Sí, Roger Torrent, pidió a la presidenta del Parlamento, Carme Forcadell, que leyese la parte de la resolución que incluía la declaración de independencia. Así lograron tensionar aún más un pleno en el que Puigdemont no aceptó subir a la tribuna, con lo que impidió un turno de oratoria al resto de presidentes de grupo. Aunque cada uno buscó su excusa. Desde Arrimadas, por alusiones, a Coscubiela. Este, en un tono muy serio, le soltó a Forcadell que «si no me deja hablar, puede ser que todos acabemos muy pronto, usted la primera». Al juego se sumó hasta Anna Gabriel (CUP), justificando su apoyo a la votación secreta como una excepcionalidad en la «transparencia» de su formación. «Quieren declarar la independencia y no tienen narices de votar aquí cara a cara», afirmaba un enfadado Albiol.

Cuando Forcadell recontaba las papeletas, y, como un mal presagio, se confundió. «Es que es un sí muy pequeño», se justificó.

En una sala estaban unos doscientos alcaldes independentistas invitados a asistir al «histórico» pleno con sus varas. Desde esa platea llegaban cánticos de «independencia» y «viva la república». Diputados como Carlos Carrizosa se sintieron coaccionados. Forcadell puso la mano en el fuego por ellos: «No tengo duda de que el público se comportará correctamente». Eran de los suyos. También se había quejado Alejandro Fernández (PP). «Nosotros invitamos a ocho personas y a dos no se las ha dejado entrar porque eran muchos», expuso. «Y ustedes traen a 200 como si esto fuese la toma de la Bastilla», concluyó.

Los regidores corearon Els Segadors en la escalinata de la Cámara. «Vienen horas en las que a todos nos tocará mantener el pulso del país en un terreno de paz, civismo y dignidad», les dijo Puigdemont desde un pasillo.

Nacionalidad, banco central y el proceso constituyente

Alberto Estévez | Efe

La resolución sobre la independencia recoge la declaración de independencia firmada el 10 de octubre por las fuerzas nacionalistas, pero la incluye en una parte expositiva, que no se votó. Dice, entre otras cosas: «Constituimos la república catalana como estado independiente y soberano, de derecho, democrático y social», «disponemos la entrada en vigor de la ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la república» e «iniciamos el proceso constituyente, democrático, de base ciudadana, transversal, participativo y vinculante». La parte del texto que se votó señala que el Parlamento pide al Gobierno catalán que dicte la normativa para desarrollar la «ley de transitoriedad jurídica y fundacional de la república», como decretos que permitan emitir documentos de «la nacionalidad catalana», regular el proceso para adquirir esa nacionalidad e impulsar «un tratado de doble nacionalidad con el Gobierno de España; «promover ante todos los Estados e instituciones el reconocimiento de la república catalana», crear un «banco de Cataluña, con las funciones de un banco central», y declarar el inicio de la apertura del proceso constituyente.