El presunto asesino de la niña Sara llamó a emergencias tras el crimen: «No respira, no le oigo el corazón»

M. C. C. REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

Roberto H.H. custodiado por un guardia civil en la sala de la Audiencia de Valladolid, donde se celebra el juicio
Roberto H.H. custodiado por un guardia civil en la sala de la Audiencia de Valladolid, donde se celebra el juicio NACHO GALLEGO | Efe

Los peritos hallaron ADN de Roberto H. H. bajo las uñas de la pequeña

17 may 2019 . Actualizado a las 14:12 h.

El día 2 de agosto del 2017 el servicio de Emergencias 112 de Valladolid atendió una llamada de auxilio. Una niña de cuatro años se debatía entre la vida y la muerte. «No respira, no le oigo el corazón». Al otro lado del teléfono estaba Roberto H. H., presunto autor de la muerte de Sara, a la que todo apunta, acababa de propinar un golpe mortal con un objeto romo y a la que intentó penetrar con anterioridad. Escuchó como una médico le daba recomendaciones básicas para tratar de reanimar a la menor, mientras los equipos de emergencias se desplazaban hasta el domicilio. Roberto les dijo que había encontrado a la niña desmayada en una habitación. La facultativa le indicó cómo presionar una treintena de veces a Sara en el tórax y luego insuflarle aire por la «boquita».

Este testimonio se escuchó este miércoles en una nueva jornada del juicio que se celebra en Valladolid por la muerte de esta niña. Están acusados el propio Roberto, pareja en ese momento de madre de Sara, también procesada. Para ambos se pide prisión permanente revisable. Además, se procedió a la audición de la llamada que efectuó  uno de los integrantes del servicio 112 que asistió a la víctima al hospital Clínico Universitario pidiendo que se despejase el aparcamiento para facilitar la llegada de la paciente, tras haber logrado estabilizarla en varias ocasiones después de más de una hora de maniobras. Sara falleció un día después.

En la sesión del miércoles también se reprodujo, como recoge Europa Press, la entrevista que psicólogas de los Servicios Sociales de la Junta de Castilla y León efectuaron a la hermana mayor de la fallecida, Andrea, de 12 años, después de los hechos. La menor no llega a contar nada relevante, aunque algunos silencios pueden ser esclarecedores. Al principio, la conversación discurre sobre temas banales, como cuestiones de su colegio, aficiones y otros temas menores, con el fin de ir ganándose su confianza. Finalmente, se le pregunta por la relación de Roberto con ellas y las causas de las distintas lesiones que su hermana Sara presentaba antes del fatídico día 2 de agosto, sin que ninguna de sus explicaciones haya servido para incriminar al principal encausado. La niña explica también que el novio de su madre iba dos o tres días a la casa y pernoctaba en ella, ante lo cual sus entrevistadoras le interpelan sobre qué cosas buenas tenía Roberto. Un silencio prolongado fue su única respuesta. 

Restos orgánicos

Peritos del Instituto Nacional de Toxicología encontraron bajo las uñas de Sara restos de ADN de Roberto H.H. Se trata de una de las pruebas concluyentes que lo incriminan como presunto autor del asesinato. Los análisis dieron positivo al encontrar restos del perfil genético del encausado, compatibles, como así tratarán de hacer valer las acusaciones, con los arañazos defensivos que la pequeña infligió a Roberto en sus manos y antebrazos y que el aludido y su defensor han tratado de atribuir a lesiones accidentales que él, en su condición de mecánico, se produjo días antes en distintas reparaciones de coches y otros artilugios. Los peritos están citados hoy para declarar.