El Ejército del Aire jubila al Hércules, el gigante de los cielos

José Antonio Guerrero MADRID / COLPISA

ESPAÑA

Javier Cebollada | EFE

Este aparato, rebautizado como Dumbo, fue la columna vertebral de las operaciones militares de transporte aéreo

26 dic 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Panzudo y narigudo, seguramente no ha sido el Hércules la aeronave más estilosa del Ejército del Aire, pero, a falta de estética, puede presumir de largo de haber sido el avión de transporte por excelencia de las Fuerzas Armadas. Al viejo y tosco Hércules C-130 le ha llegado la jubilación. Esta semana fue despedido con honores de veterano en la base de Zaragoza, el hogar del Ala 31, a la que estaban adscritas las últimas diez unidades de estos cuatrimotores, columna vertebral del transporte aéreo militar.

De fabricación estadounidense, los primeros Hércules (el nombre se lo pusieron los americanos y así es conocido en los 60 países en los que presta servicio) aterrizaron en nuestro país en 1973. Dos años más tarde acometieron su primera operación en el extranjero, un vuelo humanitario para llevar alimentos y medicinas a Malí y Níger. Desde entonces son cientos de miles las horas de vuelo de los C-130 para auxiliar a países en guerra o que han sufrido terremotos, tsunamis e inundaciones como Afganistán, Irak, Ruanda, Haití, Costa Rica, México, Indonesia, Filipinas, Etiopía... o a ciudades asediadas como Sarajevo.

Fue un Hércules el que trajo de vuelta a casa los cadáveres de los 62 militares fallecidos en el trágico accidente del Yak 42 en Trebisonda (Turquía) en el 2003, y también el que repatrió a los siete agentes del CNI asesinados en Irak ese mismo año.

En su enorme panza, el Hércules, rebautizado como Dumbo por el emblema del Ala 31, tiene capacidad de cargar hasta 20 toneladas de material y tres o cuatro vehículos de combate. En Hércules llegaron a España en plena pandemia, por ejemplo, cientos de miles de Epis, respiradores y mascarillas quirúrgicas.

En el 2018 el Ejército del Aire declaró su flota de diez Hércules como material enajenable ante la progresiva entrada en servicio de los A400M, más modernos y veloces. Finalmente se han vendido por 80 millones de euros: seis a una compañía estadounidense, dos a Perú y otros dos a Uruguay.