La presión social e institucional lleva a desconvocar la marcha de homenaje al etarra Parot

L. GIL, I. FERNÁNDEZ COLPISA | VITORIA

ESPAÑA

El delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso, deposita una flor durante homenaje que ha tenido lugar este viernes en Vitoria a las 39 víctimas mortales del etarra Henri Parot.
El delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso, deposita una flor durante homenaje que ha tenido lugar este viernes en Vitoria a las 39 víctimas mortales del etarra Henri Parot. Adrián Ruiz-Hierro | Efe

Los aberzales optan ahora por concentraciones este sábado contra las «cadenas perpetuas» a los presos terroristas que tendrán su respuesta en ofrendas a las 39 víctimas mortales del sanguinario etarra

17 sep 2021 . Actualizado a las 19:25 h.

«Perdonar es de cristianos, olvidar es de tontos». Maribel Franco, viuda del coronel José María Martín Posadillo resumía así el tiempo abierto tras el cese de la actividad armada por parte de ETA. Su marido fue asesinado en 1989 por Henri Parot. Este viernes, Maribel, junto a otros familiares y colectivos, honró su memoria en el homenaje que los gobiernos central y vasco rindieron a las víctimas de Parot, nada menos que 39 asesinados y 240 heridos.

Un acto, junto al Memorial de Vitoria, que nació en respuesta a la marcha que Sare y Elkartasun Eguna habían convocado para este sábado en Mondragón con el fin de pedir la excarcelación del recluso de ETA y que finalmente ha mutado en un llamamiento a concentrarse en los diferentes pueblos del País Vasco para criticar «las cadenas perpetuas» a los presos terroristas.

El paso dado por las organizaciones convocantes del acto fue interpretado en Vitoria como una especie de «mano» ganada gracias a la presión social e institucional. Y es que, hacía tiempo que un homenaje de este tipo no concitaba tanta reprobación. Pero también sobrevoló la idea de que solo se quita el foco de la figura de Parot para situarlo sobre todo en el colectivo de internos de la banda.

«Queda mucho por hacer», coincidieron los presentes, porque «cuando se aproxima el décimo aniversario del fin de ETA, constatamos que las consecuencias de la violencia siguen afectando y condicionando tanto a las víctimas directas como al conjunto de la sociedad», dijo el director del Memorial por las Víctimas del Terrorismo, Florencio Domínguez. O lo que es lo mismo, porque «el derecho a la libertad de expresión ampara la posibilidad de reclamar la excarcelación de los presos, pero no deja de ser profundamente humillante para sus víctimas elevar a la condición de mártir» a quien tanto daño ha causado, como añadió el delegado del Gobierno en el País Vasco, Denis Itxaso.

Las asociaciones de víctimas comparten ese sabor agridulce. «Personalizar su clásica reclamación de amnistía e impunidad para los presos etarras en la figura de Henri Parot, sanguinario etarra asesino de 39 personas, ha resultado ser demasiado hasta para la izquierda aberzale», escribió Covite en sus redes sociales. Sin embargo, advirtió de que «todo es pura estrategia» y no «una reflexión moral».

«Humillación»

En la misma línea, la Asociación Víctimas del Terrorismo (AVT) celebró la cancelación del acto en Mondragón —una marcha de 31 kilómetros, uno por cada año que Parot lleva en prisión— pero considera que las concentraciones siguen constituyendo «una humillación a las víctimas y sus familiares» y mantiene las ofrendas florales en San Sebastián, Madrid, Zaragoza y Granada, en las que Parot cometió algunos de sus atentados más sangrientos.

Los populares también se concentrarán este sábado en Mondragón a las 10.30 horas, ante la fábrica donde estuvo secuestrado Ortega Lara. A las 12.00, una delegación de Vox, con Santiago Abascal al frente, participará en un acto de Voces contra el Terrorismo en la misma localidad.

El lendakari, Iñigo Urkullu, afirmó que lo sucedido debe servir para reflexionar sobre «cómo se construye la convivencia basada en el respeto». Por su parte, EH Bildu llamó a participar en las concentraciones alternativas de Sare «para acabar con las leyes de excepción» y censuró que «se ha intentado desvirtuar y criminalizar esta movilización a favor de los derechos humanos».