Esquerra y el PSC pactan los presupuestos catalanes

Cristian Reino BARCELONA / COLPISA

ESPAÑA

Pere Aragonès, presidente de la Generalitat de Cataluña, y Salvador Illa, líder de los socialistas catalanes, en el Parlament en una imagen de noviembre del 2022
Pere Aragonès, presidente de la Generalitat de Cataluña, y Salvador Illa, líder de los socialistas catalanes, en el Parlament en una imagen de noviembre del 2022 Quique García | EFE

Empieza una nueva etapa en la política catalana, con el primer gran pacto entre republicanos y los socialistas, que rompe los bloques del «procés»

02 feb 2023 . Actualizado a las 10:39 h.

El Ejecutivo catalán y el PSC han anunciado este miércoles que han cerrado un acuerdo para aprobar los presupuestos catalanes. Las dos formaciones han comunicado el pacto a través de una nota de prensa, para evitar el formalismo de la foto conjunta, que algunos grupos utilizarían para proclamar el inicio de un nuevo tripartito de izquierdas, como el que gobernó en Cataluña entre el 2003 y el 2010, primero bajo presidencia de Pasqual Maragall y más tarde, de José Montilla. «Se trata de un acuerdo de presupuestos, no de legislatura», afirman en el Gobierno catalán.

El pacto entre el Ejecutivo de Aragonès y socialistas se ha hecho esperar. Ambas partes han jugado una partida de largo recorrido. El Govern priorizó primero el acuerdo con el Gobierno sobre la reforma del Código Penal. ERC no quiso vincular su apoyo a los Presupuestos Generales del Estado con las cuentas catalanas para no perder fuerza negociadora en Madrid, ya que su primer objetivo era derogar el delito de sedición.

Cuando el Govern se puso con las cuentas del 2023, primero buscó el respaldo de Junts. Fue una estrategia negociadora, porque los junteros nunca han tenido voluntad de llegar a acuerdos con ERC, tras salir del Gobierno catalán en octubre del año pasado. Después del divorcio independentista, ERC pasó al plan B, el PSC, que ha alargado a su gusto las conversaciones. Los socialistas han aprovechado la negociación presupuestaria para compensar el coste de la reforma del Código Penal, para visualizar que son la primera fuerza del Parlamento y para que sea ahora el Govern el que aparezca como el que hace concesiones.

Aragonès asumió la semana pasada en primera persona la decisión de ceder ante el PSC y dar el visto bueno al cuarto cinturón, entre Sabadell y Terrassa, una carretera a la que los republicanos se oponían de manera frontal. El último escollo fue asumir la exigencia de los socialistas de «modernizar» el aeropuerto del Prat. Se ha acordado una comisión técnica entre el Gobierno y el Govern que permita «acordar el nuevo modelo del aeropuerto» para que «gane capacidad». El Gobierno catalán también se ha comprometido a «completar los procesos relacionados con el inicio del proyecto» del complejo turístico Hard Rock, en Vilaseca, en Salou, junto a Port Aventura.

Aragonès ha tenido que dar un golpe de autoridad interna, en clave de partido, para poder sacar adelante los presupuestos. Hace cuatro meses, el presidente de la Generalitat cesó a su vicepresidente, Jordi Puigneró, de Junts. Forzó la salida de los junteros del Govern. Desde el primer día, discrepaban casi en todo, sobre todo en la agenda soberanista: Junts rechazaba la mesa de diálogo y no estaba de acuerdo con apoyar la gobernabilidad española.

ERC apostó por gobernar en solitario, pero desde el primer el ejecutivo de Aragonès nació débil. Con el apoyo de solo 33 diputados (sobre 135), la legislatura, hasta el 2025, se le iba a hacer muy larga a Aragonès. El dirigente republicano ha tenido que hacer frente a las resistencias de sectores de su partido, sobre todo Oriol Junqueras, que eran más partidarios de la prórroga presupuestaria para no depender del PSC. El presidente de la Generalitat salva la legislatura, pero el fantasma del adelanto electoral sigue vigente, pues el Govern sigue apoyado en solo 33 diputados.

El acuerdo entre el PSC y ERC supone un cambio de rasante en la política catalana, marcada desde el 2012 por los sucesivos pactos entre las fuerzas independentistas. La unidad secesionista saltó por los aires con la ruptura entre ERC y Junts, hace cuatro meses, y ahora se abre una nueva etapa en Cataluña, con la alianza entre dos fuerzas de dos bloques que hasta ahora eran graníticos. Socialistas y republicanos son adversarios políticos, pero han llegado a entendimientos en tres ámbitos: Congreso, Cataluña y Ayuntamiento de Barcelona.

Feijoo sitúa al PSC fuera del constitucionalismo tras el acuerdo con ERC

El líder del PP, Alberto Núñez Feijoo, ha situado al PSC fuera del constitucionalismo por pactar las cuentas de Cataluña con el Govern de Pere Aragonès y ha denunciado que la supresión del delito de sedición y la rebaja de las penas de la malversación son una «parte del presupuesto».

«El PSC ya no es el partido constitucionalista, sino que da soporte al independentismo catalán», ha denunciado el líder de la oposición en una entrevista con Onda Cero. Feijoo cree que este pacto «acredita» que el PSC seguirá gobernando con ERC en ayuntamientos, diputaciones o en el Parlament de forma «directa o indirecta» porque a su juicio «lo que interesa es repartirse el poder». También se «cristaliza» claramente« que el independentismo está «roto» según el líder del PP.

El presidente de los populares ha reprochado esta alianza, porque sin la unión de los partidos constitucionalistas «no acabamos con el independentismo», al que hay que «ganar en las urnas», mientras que «los juegos malabares» implican «blanquear al independentismo», al que nunca se ha dado «tantas cosas», hasta «el bolígrafo para escribir el Código Penal».

Sobre un posible referendo de autodeterminación en Cataluña, Feijoo ha insistido en que «hay riesgo» de que ocurra y si se va a hacer o no, no lo sabe, pero su trabajo «es impedirlo».