La reina Letizia, muy activa en la cumbre del clima, preside un informe sobre salud

redacción LA VOZ

SOCIEDAD

Chema Moya

La OMS denuncia que la salud no es una prioridad en la asignación de fondos para luchar contra el calentamiento global

04 dic 2019 . Actualizado a las 13:31 h.

La reina Letizia se ha sumado un día más a los actos de la cumbre del clima de Madrid. Si en la jornada inaugural, este lunes, acompañó al rey Felipe VI en la recepción de los jefes de Estado y de Gobierno que acudieron a la conferencia, actividad que se prolongó a lo largo de este martes con reuniones bilaterales, Doña Letizia se encargó de presidir un acto centrado en sanidad titulado Invertir en acciones climáticas para la salud: reducir las emisiones, limpiar nuestro aire, salvar vidas, al que acudió para interesarse por las opciones a las que nos enfrentamos en plena crisis climática. Para la ocasión ha lucido un vestido de tubo negro que ha conjuntado con un abrigo del mismo tono con vuelo y doble botonadura.

«A pesar de que las autoridades de los países han identificado que los efectos del cambio climático ya causan un impacto muy negativo sobre la salud de sus habitantes, no se destinan recursos al sistema sanitario para prepararlo mejor», sostuvo María Neira, directora de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la Organización Mundial de la Salud, durante la presentación del informe en el segundo día de la COP25. «Todos los mecanismos financieros que existen, como el Fondo Verde o el Fondo Mundial para el Medio Ambiente, no están respondiendo ni canalizando esa ayuda al sistema sanitario. Todavía la salud no es una prioridad en la asignación de fondos para el cambio climático», añadió.

Esta es la principal conclusión del informe basado en encuestas realizadas en 101 países, tanto desarrollados como en vías de desarrollo. Aunque conocen la información sobre el aumento de enfermedades como el asma, el cáncer de pulmón, los trastornos cardiovasculares o la malaria, relacionadas con la contaminación del aire y el manejo de los recursos hídricos, sólo la décima parte de estas naciones destina recursos suficientes para llevar a cabo un plan que mitigue el impacto negativo del cambio climático, y menos del 40% destina algo de dinero a hacerlo parcialmente.

Según los resultados presentados esta mañana por Neira, casi la mitad de los países han evaluado riesgos como el estrés térmico, las lesiones a partir de fenómenos atmosféricos, el cólera, el dengue o el paludismo, que se transmiten por un mal uso del agua o la falta de alimentos. Pero la mayoría de los gobiernos no asigna recursos a proteger la salud de estos problemas crecientes, sostiene el informe.

En parte se trata de un problema de financiación, explica el informe de la OMS, pues «encuentran dificultades para acceder a la financiación internacional», ya sea por falta de información, a la ausencia de un interlocutor en organismos multilaterales o a que carecen de la capacidad para elaborar proyectos. Sólo 48 países -de los 101 de la muestra- han evaluado el impacto que tiene su vulnerabilidad climática. De ellos, 31 concluyeron que era «fuerte», pero esa realidad apenas influía en sus prioridades, mientras que el resto aseguró que sí influía en la asignación de recursos.

La OMS afirma que 37 países sí reconocen que han tenido acceso a alguna fuente de financiación relacionada con el cambio climático, para lograr planes de respuesta relacionados con inundaciones, huracanes, olas de calor, sequías o calidad del aire. Pero sólo siete hablan de «altos ingresos», 25 «medianos» y cuatro «bajos». La muestra se hizo con estados de los cinco continentes, de muy variadas situaciones económicas y cantidad de población que van desde islas caribeñas como Anguila o Jamaica, hasta europeos como Alemania o Finlandia. España no se encuentra entre los países que respondieron a la encuesta realizada en 2018.

«El problema que hemos encontrado es que los países no tienen los recursos económicos en sus presupuestos para implementar lo que hace falta para hacer frente al cambio climático», sostienen desde la OMS, y recuerdan que los países deben colaborar para aprovechar «esta oportunidad de cambiar» sus modelos de transporte, energía y agricultura. La Organización Mundial de la Salud habla de salvar o mejorar la calidad de vida de siete millones de personas en riesgo inminente.