La cerveza artesana busca su sitio

SABE BIEN

Santi M. Amil

«A quien le guste probar vinos diferentes, aventurarse en sabores nuevos, y valorar la mejor combinación entre bebida y comida, buscando maridajes diferentes, debería acercarse a este tipo de elaboraciones», resume Raúl Merino.

04 jun 2017 . Actualizado a las 04:00 h.

Es un mundo poco explotado. Aún. En Galicia cuesta hacerse con un hueco, según la coincidente opinión que transmiten Alberto Gómez y Raúl Merino, a quienes hay que atribuir la responsabilidad de la elaboración de cervezas artesanas como la oficial de Los Suaves o las Santo Cristo, con nuevas instalaciones en dos naves del polígono ourensano de San Cibrao das Viñas. De hecho, la mayor parte de su producción la disfrutan en otros lares. El bum, de todos modos, lleva unos años llamando a las puertas, con la creatividad, la diferencia, la personalización y un abanico de posibilidades que prácticamente no tienen fin, con propuestas más o menos ajustadas a algún estilo ya conocido, alta o baja fermentación, desde la Santo Cristo tipo american pale ale, que es una rubia clásica con lúpulos americanos, hasta la Inverno de corte belgian imperial rye, envejecida en barricas usadas para bourbon recibidas desde Kentucky, con la indudable fortaleza que le concede una graduación alcohólica de 15º, superior a la mayoría de los tintos más convencionales.

En un escenario como el gallego, condicionado por el indiscutible liderazgo de una marca, donde la mayoría encaja lo que le llega a la copa sin siquiera valorar el esfuerzo del tabernero que pone tiempo e interés cuando tira una cerveza, a las elaboraciones artesanales se acerca el bebedor curioso, aquel al que le gusta probar sabores diferentes. Y ciertamente hay mucho margen. Quien en Logroño, en Burgos, o en Alcázar de San Juan, insiste en pedir un ribeiro, o un albariño, sin animarse a conocer lo propio de la zona, probablemente dejará pasar también la ocasión de saborear una artesanal. «A quien le guste probar vinos diferentes, aventurarse en sabores nuevos, y valorar la mejor combinación entre platos y bebida debería acercarse a estas elaboraciones», como propone Raúl Merino, de Santo Cristo.