Una cala y un barco para la cata perfecta

SABE BIEN

Marcos Cenamor

La sumiller Sonia Molero da forma al deseo de saber (y sobre todo de disfrutar) de vinos. Su última propuesta es marina: una sesión de cuatro horas fondeados en sitios tan especiales como Redes y blancos como el Sketch, con crianza submarina

02 jul 2017 . Actualizado a las 04:00 h.

Desde el puerto de Sada sale un barco con una bodega especial. La que abastece la sumiller Sonia Molero y Beatriz Babío de Cadenote Yacht (ambas en la foto). Ella se encarga de elegir los vinos para una cata con lecciones divertidas, una comida con las viandas que mejor saben en alta mar (tortilla o empanada de zamburiñas artesana, entre otros bocados) y hasta un baño, si se tercia. «En la última fondeamos en Redes, un sitio ideal para pasar las cuatro horas que dura la excursión, porque de lo que se trata es de crear una experiencia especial en la que se disfruta conociendo vinos», cuenta una experta en turismo enológico, que completó su formación en la Wine and Spirits Education Trust de Londres y que lleva más de una década difundiendo enología con palabras sencillas.

«Como en todas las catas que organiza hay una primera parte bien organizada en la que probamos, aprendemos, pero siempre desde la sencillez para que la gente le pierda miedo a los términos técnicos que a veces asustan», cuenta sobre una prueba que se realiza en la bodega del yate y en la que se mima hasta el material de las copas: son de uno irrompible, pero finísimo que se llama trital.

Bodegas de mar

Sonia se recrea en las historias de sus vinos y por eso para las catas náuticas elige aquellos que tienen una conexión más fuerte con el mar. Puede sorprender con una de las creaciones del mejor enólogo del mundo, Raúl Pérez, que se llama Sketch y aunque se hace en Rías Baixas homenajea a un local londinense, mitad restaurante, mitad bar de copas. Es rompedor en casi todo, ya que se sumerge a 19 metros de profundidad en una cueva en la ría de Arousa dentro de jaulas durante al menos tres meses. Las botellas salen llenas de algas, de mejillones y del espíritu de un enólogo autor de otras denominaciones rebeldes como El Pecado o La penitencia, que podrían aparecer en cualquiera de las nuevas salidas. Las creaciones de Elogio Pomares, que dejó su vida de ejecutivo para ser bodeguero cuando un barco lo trajo a Galicia, o de Xurxo, de Albamar, maridan a la perfección con el espíritu de una expedición en la que los participantes tienen la oportunidad de sentirse como en su propio barco e incluso aprender a llevar el timón o manejar las velas durante la travesía. Tras la cata se sale a la cubierta para comer como los marinos más privilegiados. «La idea es lograr un ambiente relajado, a veces tanto que la gente se baña o regresamos casi una hora más tarde de lo previsto», cuenta Sonia, que reconoce que se ajusta el precio para que casi todo el mundo se lo pueda permitir (son 90 euros por persona y se puede reservar y concretar en las cuentas que Uvepositivo tienen en las redes sociales).

Esta consultora realiza mucho trabajo con bodegas o con restauradores, como el acompañamiento a las showcooking con Juan Crujeiras, pero tiene un empeño especial en hacer fiesta en torno a una o varias botellas. «La clave y mi obsesión pasa por personalizar lo que me pide cada cliente, no se puede, por ejemplo, organizar una cata para un grupo que hace tiempo que no se ve y tendrá cosas que compartir, así que pensamos en otra cosa», dice y recuerda que el mes pasado impartió una sesión a 22 finlandeses sobre las uvas que recorrieron el camino de Santiago, entre otras muchas curiosidades. Cada despedida de soltera, celebración o concierto maridan con una botella para esta mujer orquesta del mundo del vino.

Recomendaciones para el mar

Como una de las labores que más le agradecen es la de consejera, de cara al verano regala cuatro sugerencias a los lectores de Hum. La primera es un Albamar Finca O Pereiro (de las bodegas Albamar y la DO Rías Baixas), porque es un albariño fresco y salino procedente de una «finca bañada por el mar... Quizá el más atlántico de los vinos de Xurxo Alba. Tanto los blancos como los tintos de las Rías Baixas son mi debilidad».

Otra de sus propuestas es La Calma (bodega Can Ràfols dels Caus, DO Penedés): «Una bodega que me encanta. Me transporta a la costa de mi Barcelona natal, mi origen, allí donde nació mi pasión por el vino. Consigue transmitirme lo que su nombre indica». Viaja a Italia de la mano de Ochippinti SP 68 (Azienda Agricola Arianna Ochippinti, I.G.P. Terre Siciliane), porque asegura que admira el trabajo de la bodeguera siciliana Arianna Ochipinti. «Se trata de un vino mediterráneo, sorprendentemente fresco, aromático y delicioso. Un tinto perfecto para disfrutarlo bajo el sol y cerca del mar». Su último consejo es 7 Fuentes (Suertes del Marqués, DO Valle de la Orotava, Tenerife): «Fue el que me acercó a los vinos canarios a los que ahora soy muy aficionada. Tanto por su frescura, como por sus aromas no me parece de una zona cálida y tiene similitudes con algunos tintos gallegos. La bodega tiene un viñedo de ensueño».

¿Qué vino compro? Dudas como esta son la especialidad de Sonia Molero. Las resuelve en su faceta de «wine shopper». Hace nada lo hizo para un chico que acababa de independizarse. Con un presupuesto de 300 euros la responsable de la consultora Uvepositivo le compró, ordenó e identificó un tinto ligero para ver un partido con sus amigos; un blanco para una primera cita y hasta para dejar boquiabierta a la familia política.

“Hay comida en la cubierta tras una cata con lecciones divertidas”