¿Es mejor la crema cara o la barata?

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La OCU la ha vuelto a montar. De nuevo un estudio asegura que una crema de supermercado, que cuesta menos de tres euros, es la mejor según las usuarias. El debate está sobre la mesa: ¿nos gastamos dinero en cosmética cara inútilmente? Los expertos nos desvelan qué ingredientes son los necesarios para que la crema cumpla su principal función: hidratar.

16 oct 2016 . Actualizado a las 09:25 h.

Un español se gasta alrededor de 140 euros al año en cosmética, y buena parte de ese dinero se invierte en cremas hidratantes que, además, cada vez presentan más y más opciones: de día, de noche, reafirmantes, con vitamina C, clarificantes... Un sinfín de productos que nos harían lucir más bellos y bellas a costa de un gasto que aumenta cada año en nuestro país. Todo esto para que hace unas semanas la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) desmontase el mito con un estudio que asegura que la mejor crema es la de Lidl, una hidratante facial cuyo precio no llega a los tres euros. Por si esto fuera poco, de las diecisiete examinadas, la última posición la ocupa una crema en gel de la exclusiva marca francesa La Mer por la que hay que pagar ni más ni menos que 229 euros. ¿Nos venden gato por liebre? Mientras la Asociación Nacional de Perfumería y Cosmética (Stanpa) carga contra este estudio tildándolo de partidista y alegando que no sigue «los procedimientos habituales para el análisis de los productos cosméticos a la luz de los requisitos legales», hay quien le otorga el beneficio de la duda a este chequeo, y es que, como cualquier otro producto, la imagen de marca revaloriza una crema, un buen formato la hace más deseable y una publicidad adecuada hace que sus ventas aumenten. Pero todos estos añadidos aumentan el coste, sin que la calidad tenga en absoluto nada que ver.

Este estudio atendió en un 65 % al requisito más básico que se le pide a una crema: que hidrate. O lo que es lo mismo, que la loción evite que la piel pierda agua. Además, en una proporción de un 25 %, la calificación final se basó en la opinión de las treinta usuarias que voluntariamente probaron las 17 cremas y en un 10 % en el etiquetado. Así las cosas, ninguna crema obtuvo una mala puntuación y la OCU considera que todas ellas tienen una hidratación «de aceptable a buena». Sin embargo, en la evaluación se ha penalizado una crema que lleva butyl o propylparaben en su composición -dos tipos de parabenos que están siendo eliminados de muchos productos de la Unión Europea-, otra que lleva methylisothiazolinone -un conservante con un elevado potencial alergénico- y hasta seis que incluyen fragancias que pueden causar alergias, casualmente de las más caras que se analizaron.

La marca manda

Según Laura de Benito, responsable de un establecimiento de cosmética en A Coruña, «la marca del producto es una de las primeras cosas en las que se fija un cliente». Determinados productos tienen un plus de calidad asociado por pertenecer a una compañía que las de marca blanca, por ejemplo, no tienen, aunque luego se pueda demostrar que los efectos sobre la piel son los mismos, o incluso mejores. Además, cada vez se buscan productos más completos: «los antiedad cada vez se demandan más» y que eviten, en la medida que sea posible, los componentes químicos. «A la mayoría les interesa que los productos sean orgánicos y ecológicos; y el aroma de la crema también juega un papel fundamental», aunque reconoce que lo que hace inclinar la balanza hacia la compra es, finalmente, el precio. Encontrar la crema perfecta puede resultar una quimera, sobre todo si uno no tiene muy claro el tipo de productos que se adecúan a su rostro. Para no fallar, una lección básica: que en su composición incluyan grupos de sustancias emolientes (cerámidas), oclusivos (manteca de karité, parafina o vaselina) y humectantes (urea, glicerina o hialuronato).