¿Demasiadas actividades?

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Las actividades extraescolares exponen a veces a los menores a jornadas maratonianas para encajar el puzzle de la conciliación. Los expertos creen que este es un planteamiento equivocado si no tiene el consentimiento del menor y recuerdan que el aburrimiento puede ser muy beneficioso

15 oct 2017 . Actualizado a las 12:24 h.

No son pocos los padres que recurren a las actividades extraescolares para poder cuadrar sus horarios laborales con el de sus hijos. Una situación que, en ocasiones, conlleva que los menores se vean obligados a sufrir jornadas tan marationanas como las de sus propios progenitores.

 Pero, ¿es bueno abusar de este tipo de actividades para ocupar el tiempo libre de los niños? Para obtener una respuesta solo hay que aplicar el sentido común: «Si el planteamiento es intentar llenar las horas, no me parece buena orientación. Más bien hay que presentar focos de interés donde el niño pueda adquirir conocimientos, participar de la actividad y hacer amigos, pero con un nivel de aceptación por su parte, es decir, que quiera ir. Es importante estar atentos a que el menor consienta», explica la psicoanalista y psicóloga clínica Eugenia Ínsua, que subraya la importancia de no perder la perspectiva de que son actividades que el niño realiza en su tiempo de ocio.

Ínsua recomienda que el menor participe en este tipo de actividades «siempre y cuando tenga interés en hacerlo». Y en ese sentido, los profesionales que las imparten tienen una responsabilidad en este asunto: «Tienen una doble exigencia, porque al no ser obligatorias, deben ganarse la atención del menor. Lógicamente, vivimos en un mundo donde hay poco tiempo para dedicarles a los niños. Antes los menores pasaban más horas en casa y eso les permitía aburrirse. A veces, un poco de aburrimiento no viene mal porque facilita que los niños se pongan a leer, a dibujar, a inventarse juegos, a jugar con los compañeros del barrio... hoy en día hay una exigencia social de productividad, hay que estar produciendo a todas horas, y es interesante que los niños tengan tiempo libre», recomienda, aunque es consciente de los problemas que puede acarrear a los padres: «Esto entra en colisión con las dificultades de las familias para prestar tiempo y dedicación a los niños, porque las jornadas laborales son difíciles de compaginar. Y esta situación hace que haya una demanda mayor de actividades extraescolares y que a veces los niños tengan jornadas demasiado largas», añade.

En el momento en el que los padres aprecien un desinterés por parte del niño en la actividad extraescolar es mejor no insistir: «No hay que obsesionarse. Hay que tener un poco de sensibilidad. Está claro que hay que enseñarle al niño el valor del compromiso, pero siempre y cuando se sienta a gusto en la actividad. No creo que forzando a un niño para que juegue al fútbol sea bueno», dice.

Otro de los aspectos donde a veces lo padres se equivocan es en el nivel de exigencia en este tipo de actividades, hasta el punto de que pueden llegar a equipararse con las asignaturas escolares: «Eso es perder un poco la perspectiva. Una cosa es el trabajo en el horario escolar y otra, el tiempo de ocio», comenta tras insistir en que se deben tener en cuenta las preferencias del menor a la hora de elegir el tipo de actividad.

En cuanto al hecho de si es mejor anotarlos en actividades deportivas o intelectuales, va a depender del menor. Hay algunos niños que prefieren jugar al ajedrez y otros al fútbol, pero en la elección de la actividad extraescolar deben participar los padres: «Es lógico que los padres tengan unas expectativas de lo que tiene que ser su hijo. Y eso está bien. Nosotros, como padres, ofertamos y tratamos de reconducir qué actividad debe elegir, y otra cosa es que el niño acepte o consienta. Eso va a depender del vínculo que exista entre el niño y los padres. Lo que tenemos que hacer es ofrecer y tratar de producir el consentimiento, teniendo en cuenta también la particularidad del menor. No se debe forzar al menor a ir a una actividad, no tiene ningún sentido hacerlo», concluye.