Con sentido común

J.F.

MOTOR ON

JAVIER ARMESTO / ÁLEX LÓPEZ-BENITO

Hemos probado el Seat Ateca y ha sido una sorpresa. Habrá quien considere que pagar unos cinco mil euros más por este coche que por el Seat León, el modelo desde el que ha sido desarrollado, no merece la pena. Pero ¡Ojo! el Ateca es un automóvil con bastante «cabeciña» para estar en este segmento SUV en el que a veces hay demasiado postureo

11 oct 2016 . Actualizado a las 19:41 h.

En el modelo de 115 caballos diésel 1.6 que hemos probado nos hemos encontrado con un coche de consumo medio razonable (7 a los cien en conducción mixta) que, aparte de la posición más elevada del asiento propia de los todocaminos, ofrece sensaciones de conducción muy parecidas a las de cualquier turismo. Su motor es bastante ágil -aunque seguramente el de 150 caballos estará más acorde con el peso y las dimensiones del coche- y todo es bastante racional: desde el uso de la pantalla multimedia (sin necesidad de hacer un cursillo previo), muy intuitiva, una caja de cambios manual que le otorga mucho dinamismo a la conducción. De los tres coches que hemos probado ha sido en el que más cómodos nos hemos encontrado a la hora de conducir y no tener qué pensar en nada más, sin sentirnos demasiado extraños ante un modelo ultramoderno en el que a veces cuesta asimilar las innovaciones. Por poner un ejemplo: en el Citroën C4 Picasso automático que forma parte de esta comparativa, la palanca con la que ejecutar las acciones básicas del cambio de marchas va situado junto al volante, lo que al conductor poco acostumbrado le obliga a pensar dos veces como ejecutar una maniobra de marcha atrás o, simplemente, poner el coche en posición de parado para apagar el contacto. Por eso a veces se agradecen cosas más simples, como una llave de arranque de toda la vida como la que lleva este Ateca, que con ¡solo girarla! enciende el automóvil (quien haya probado varios coches modernos entenderá la rotundidad de esta afirmación). Y siguiendo por este camino de centrarnos en cuestiones prácticas, el Ateca (no se crean que solo es un coche racional: el modelo también tiene sus caprichos, como los pasos de rueda ensanchados para dar un aire más de todocamino o la proyección de las siglas Ateca en el suelo que procede de unos leds en los retrovisores) ofrece un espacio bastante amplio en su maletero, 510 litros, y la posibilidad de abatir totalmente los asientos traseros para, por ejemplo, acercarse al Ikea y llevarse puesta una estantería sin contratar un transporte. También hay otros detalles a tener en cuenta, como un salpicadero (muy parecido al de León) lo bastante sobrio como para que cuando el polvo empiece a posarse sobre él sea fácil sacarlo de allí sin recurrir a una limpieza profesional. Al final, en el día a día son cosas que hay que tener en cuenta, porque cuando salen del concesionario todos brillan.