Y ahora llegan los chinos

MOTOR ON

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20 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Desde hace muchas décadas, los coches japoneses se ganaron en Europa la fama de ser fiables y resistentes. No eran, salvo contadas excepciones, coches que enamoraran a la vista, pero para los más pragmáticos cumplían sobradamente.

Hace treinta años empezaron a llegar también los coches coreanos, que en principio ofrecían un precio imbatible, pero muchas dudas en cuanto a diseño y calidad. Pero los coreanos, encabezados por el gigante industrial que está detrás de Hyundai y Kia, pronto demostraron ser alumnos aventajados de los japoneses. Si los clientes europeos se quejaban de diseño, ellos montaron centros de diseño en Europa y crearon modelos para el Viejo Continente. Si después las quejas iban encaminadas a las pocas sensaciones de conducción de los coches coreanos, pues fichan a los mejores ingenieros de las marcas premium europeas para dotar a los coches coreanos del alma que no tenían. Y además se adelantaron al resto de fabricantes dando cinco o hasta siete años de garantía, por si alguien no se fiaba. Afloraron el diseño, las sensaciones y la calidad de los coches coreanos y los patitos feos se convirtieron en cisnes.

Y ahora, en el 2023, en plena revolución de la industria automovilística, y en medio de la crisis de los semiconductores (de la económica ya no hablamos) nos encontramos con un mercado español que está dominado por Toyota, Hyundai y Kia. Ni el más visionario lo hubiese adelantado hace veinte años.

Las cifras son apabullantes y uno de cada tres coches que se venden en la actualidad en España ya son de origen (al menos la marca) asiático, aunque algunos ya se fabrican en Europa.

A todo esto, el gigante chino se mantenía latente, abasteciendo únicamente a su inmenso mercado interno, capaz de comerse todo el pastel de lo voraz que era.

Recuerdo que hace veinte años, en un salón del automóvil de Pekín, los periodistas europeos nos reíamos de las réplicas que por entonces los emergentes fabricantes chinos hacían, sin ningún rubor ni respeto, como burdas copias, todo sea dicho, de los modelos europeos de éxito de BMW, Audi o Mercedes.

Pero ya no nos podemos reír de los chinos. El próximo desembarco oriental en el automóvil, tras el japonés y coreano, será el chino, y más que en futuro debemos hablar en presente, porque ya se está produciendo. Aún no lo notamos mucho, pero en cinco años ya me contarán ustedes.

De momento, con timidez todavía, las marcas que ya establecieron una cabeza de playa en el desembarco han sido MG (4.850 coches en lo que va de año en España); Link&CO (disfrazados de suecos y con venta digital), con 2.320 coches vendidos, y otros más discretos como DFSK, DR, Aiwais, pero que en el 2025 pretenden vender en Europa la friolera de 800.000 coches.

El auge de las marcas chinas va a ser imparable en los próximos años, sobre todo de la mano del coche eléctrico, en el que están avanzadas.

Los coches chinos pueden llegar a eclipsar, incluso, a los fabricantes japoneses y coreanos, pero seguro que también a una industria europea que bastante tiene con aguantar las tarascadas que le envían desde los despachos de Bruselas. Así las cosas, ya no nos quedan ganas de reírnos de los chinos.