FIFA 18: Regresa el rey del fútbol

Carlos Pereiro

EXTRAVOZ RED

Ningún otro nombre en la industria actual del videojuego podría sacar un título por año y lograr unas cifras de ventas con semejante comodidad como lo hace el título de EA Sports. Empieza un nuevo curso, vuelve el rey de los simuladores. Un nuevo FIFA.

06 nov 2017 . Actualizado a las 17:13 h.

Pocos movimientos hay más seguros, en el mundo de las consolas que el hacerse con un FIFA. Es un pensamiento razonable, más aún cuando la obra anual de Electronic Arts (EA) ocupa siempre un hueco en cualquier colección. Rara es la casa sin una consola a día de hoy, y rara es la consola en la que no haya, al menos, un FIFA. Su posibilidad de jugar con los amigos de una manera cómoda y sencilla ha sido siempre una seña de identidad, junto a que con el paso de los años, al margen de mejoras obvias en la calidad gráfica y las respuestas a las acciones del jugador, el modelo de juego es el mismo. Cualquiera puede echar una partida aunque no tenga especial predilección por los videojuegos. Es más, es en ese terreno donde el FIFA siempre ha arrasado. En el de los jugadores casuales o esporádicos.

FIFA 18 es el nuevo simulador de fútbol de EA. Su llegada es tan habitual como la del otoño. Casi coinciden. ¿Es posible lanzar un juego nuevo cada año y que el usuario lo note? Es un objetivo difícil, sin duda. Principalmente porque no se pueden introducir cambios bruscos o realmente novedosos en un FIFA sin poner en peligro la jugabilidad que tanto ha enganchado a sus jugadores. ¿Hay algo nuevo en FIFA 18? Hay mejoras, hay lavados de cara, hay ideas; pero en esencia es una renovación de nombres, equipos y licencias.

«El salto jugable más grande de la saga FIFA hasta la fecha», anunciaron en verano los portavoces de EA. ¿Exageraron? Podría decirse que sí. El nuevo FIFA trae novedades, es cierto; pero sólo serán visibles cuando el jugador lleve una buena cantidad de horas en él. Se han corregido ciertos matices que al jugador casual quizás le cueste entender, pero hay nuevas y mejores respuestas a la hora de recibir el balón, de moverlo, de jugarlo…

Los centros al área son quizá el punto más notorio. Por primera vez, tanto en labor defensiva como ofensiva no se tratará de una mera cuestión de azar. Se ha mejorado a través de las animaciones de las recepciones y de cómo los futbolistas interactúan en este tipo de jugadas. No es fácil marcar un gol de cabeza, requiere cierto entrenamiento y paciencia a la hora de entender cómo el jugador ejecutará el tiro a puerta. Todo un acierto.

Por supuesto, las licencias oficiales están a la orden del día y los jugadores son más reales que nunca. En ese sentido poco a poco la industria se acerca al videojuego (al menos gráficamente) de fútbol definitivo, que quizá en un futuro solo tenga que renovarse con un parche anual, o salga cada dos o tres años, en vez de cada curso.

Interesantes también son las sustituciones rápidas, que pueden ser programadas antes del enfrentamiento o ejecutadas con un solo botón durante el partido. La parte de estrategia se ha reforzado con este tipo de opciones igual que la IA de todos los futbolistas, que reaccionan sorprendentemente bien a algunas jugadas lógicas, antes imposibles.

De nuevo habrá modo historia, llamado El Camino, que sigue lo acontecido en el FIFA 17. La gestión personal y total de un jugador llamado Alex Hunter a lo largo de varias temporadas. Es un modo cargado de cinemáticas y bastante interesante y divertido. Su continuación era esperable tras el éxito cosechado del año pasado, y en cierto modo se agradece poder vivir algo con argumento dentro de un simulador de fútbol. No es un guion espectacular, pero resulta agradable oír las voces de algunos jugadores grabadas para la ocasión, así como el toque culebrón que llega a poseer la historia de Hunter.

En general, es un FIFA rápido, a veces incluso algo arcade, y no ejerce todo lo simulador que algunos pudieran desear. Las carreras de algunos jugadores llegan a ser un tanto irreales por su alta velocidad, y el medio campo no juega todo lo que debería. Con todo, hay más virtudes que defectos. El trono del juego rey sigue siendo suyo.