Otro año con un IES de Canido olvidado

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL

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El centro abrió en los años 60 y tiene baños o aulas que nunca se han reformado

17 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El IES de Canido era la antigua Filial, un centro de enseñanza para chicas que se inauguró en los sesenta y una década más tarde se integró en la red de colegios públicos. Este curso es el instituto con más alumnos en la ESO (223, además de los 90 de Bachillerato) y aún así pasará el año académico con muchos elementos que no se han cambiado desde su apertura. «Es un centro totalmente vintage», aseguran los profesores que cada día han de vérselas con unas ventanas con cristales superpuestos, que no cierran del todo, otras que no pueden abrir ya por el modo en el que edificio está cediendo y por todas se cuelan muchas corrientes.

Radiadores y ventanas son de aluminio de la época de los primeros episodios de Cuéntame y el equipo directivo ya ha perdido la cuenta de las veces que ha pedido que se modernicen, al igual que los baños, que generan mal olor. «Hay una parte que es más antigua, pero el aspecto general es deprimente», precisa una docente en un recorrido por un pasillo en el que se ven las diferentes épocas del centro por un salto abrupto en los azulejos.

Tres décadas sin pintar

En algunas clases los estores o cortinas están tan deteriorados que se desprenden de la pared cuando se manipulan, algo que es necesario a diario en las aulas de Historia o Arte. Cuando llueve las goteras aparecen en diferentes áreas del centro y los profesores temen porque algunas zonas, como la cristalera de las escaleras principales, sean peligrosas. «Es tan antigua que nos tememos que se rompa si un día un chaval tropieza e impacta contra ella», precisa otro docente que conoce las deficiencias del centro desde hace décadas. El equipo directivo reconoce que las deficiencias se van acumulando año tras año, pero el presupuesto del centro no puede asumirlas: «Tenemos que reservar fondos para la calefacción, se consume mucho con un edificio tan mal aislado». También esperan por el cambio de ordenadores o el pintado de la fachada, donde las grietas son profundas, porque la última mano se dio hace casi tres décadas.