Ni uno, ni dos... ¡trillizos!

FERROL

JACOBO AMENEIRO

Tres familias de Ferrol que se estrenaron con tres hijos a la vez en los inicios de la reproducción asistida cuentan su historia

22 abr 2018 . Actualizado a las 08:55 h.

Por su apariencia física y su forma de ser podrían parecer de distinta edad. Pero no, los tres llegaron a la vez, el mismo día y uno detrás del otro. Sara, Celia y Pepe (4 de mayo del 2000); Carolina, Roi y Lucía (22 de agosto del 2002); Javier, Álvaro y Raúl (19 de mayo del 2003). Trillizos y ferrolanos. Los tres de principios de siglo, en pleno bum de la reproducción asistida, cuando no era tan controlada como en la actualidad y se daban numerosos partos múltiples. Aunque fuera como fuera, lo cierto es que estos tripletes de hermanos han crecido juntos y de una forma que solo ellos pueden contar.

«Se llevan bien, es una suerte. Saben que nunca están solos, que tienen dos hermanos con los que contar. Pueden compartir todo, lo bueno y lo malo», relata Isabel Campo, que tuvo a Javier, Álvaro y Raúl con 34 años. Primero le dijeron que eran dos y luego apareció un tercero, una noticia que recibió con «mucha ilusión, pero también con respeto». Las complicaciones son habituales y, de hecho, a los dos meses y medio tuvo alguna pérdida y la ingresaron en el Marcide. Afortunadamente, eso se quedó en un susto y los pequeños nacieron por cesárea a las 30 semanas en el Materno de A Coruña, donde se producen estos partos. Dos pesaron 1,600 y el otro 1,400. «Al final salieron adelante», sonríe Isabel.

JACOBO AMENEIRO

Esta familia y la de Lola Díez nunca se habían conocido, hasta que La Voz los citó en la plaza del Inferniño. Eso sí, los pequeños ya se habían cruzado en más de una ocasión. «En mi caso también sentí ilusión y miedo porque no sabes qué va a ocurrir, si vas a llegar con los tres, si puede haber problemas... Entonces, tenía bastante respeto», cuenta Lola de los primeros pasos de Carolina, Roi y Lucía. Caminó mucho todos los días de embarazo, hizo mucha dieta y solo engordó 14 kilos. Eso sí, las contracciones le obligaron a ingresar un mes antes del nacimiento, que se produjo a las 33 semanas, cuando la madre tenía 39 años. Pesaron 1,980, 1,790 y 1,790.

«Era una incubadora humana»

Aunque ahora está en Cartagena, Raquel Abeledo es ferrolana y tuvo a los primeros trillizos en mucho tiempo en la ciudad. Curiosamente, Sara, Celia y Pepe, que viven allí con ella, están a punto de llegar a la mayoría de edad. «En la fecundación in vitro me implantaron tres embriones y en la primera ecografía vi que al final habían resultado los tres. Fue algo que tardé en procesar», recuerda Raquel, que define su embarazo como «un horror». «Me sentía como una incubadora humana, estuve mucho tiempo sin poder salir de cama», continúa. De hecho, en el parto, por cesárea, también tuvo complicaciones: Pepe, al que ahora llaman en la familia «el niño milagro», sufrió dos hemorragias cerebrales y una hidrocefalia.

Aún así, pasado el tiempo, «los tres están fenomenal». «La infancia fue una auténtica aventura. Se quieren y se apoyan mucho, aún a pesar de que son completamente diferentes», valora. Y, a modo de broma, apunta que «los trillizos son la demostración empírica de que los horóscopos son una patraña, porque en casa hay timidez, valentía, pasotismos o sentimentalismo dependiendo de cuál se trate». «Siempre intenté que no fuera un monstruo de tres cabezas, que cada uno creciera a su manera», explica.

Ahora es todo más rodado, pero los primeros pasos, como rememora Lola, fueron muy diferentes. «Al levantarme preparaba 27 biberones pequeños, para todo el día. Lo hacía todo mecánicamente, estilo hospital», expresa con una sonrisa, aunque no se podía olvidar de nada para que unos niños tan prematuros crecieran de forma adecuada. «Nosotros el primer año lo pasamos en el hospital. Los inicios fueron de mucho gasto y poco disfrute por las continuas preocupaciones», señala Raquel, que tuvo una lactancia «patrocinada», con 400.000 pesetas de la Seguridad Social, 100.000 de un cheque de Prenatal o botes de leche de Nestlé gratuitos hasta que los pequeños cumplieron año y medio. Ahora, sus trillizos tienen un hermano de 7 años.

«A pesar de que tenemos nuestras diferencias, creo que nos llevamos bastante bien», asegura Álvaro, el mediano de Isabel, que hasta que empezó Secundaria fue siempre con sus dos hermanos en clase. Comparten pandilla y también cumpleaños que, según dice, es un día de «felicidad absoluta» en casa, donde también tienen una hermana pequeña, Julia. A ellos los llaman «los trillis», al igual que a los de Lola. «No sé cómo sería estar en casa sin ellos dos, porque se nota que llevamos juntos desde muy pequeños», concluye Carolina.

En el Marcide hubo 298 embarazos gemelares entre 1999 y el 2017

En base a un estudio realizado por profesionales de Ginecología y Obstetricia del CHUF, hubo 286 embarazos gemelares entre los años 1999 y 2016, ambos incluidos. A estos se le añaden una docena del 2017 para un total de 298 en 19 años, un 1,35 % del total. En cuanto a los trillizos, según los últimos datos del INE, en la provincia hubo unos en el 2014, tres en el 2015 y otros en el 2016.