El glamping, una fiebre que se extiende

J. Corral FERROL

FERROL

ovidio aldegunde

Los negocios que apuestan por el cámping de lujo y las «vacaciones con estilo» en plena naturaleza se multiplican por la provincia coruñesa, avalados por el público

19 ago 2019 . Actualizado a las 07:53 h.

Casas en árboles, cabañas, tiendas safari... tras el bum del turismo rural, un sector hoy plenamente asentado en Galicia, se extiende como la pólvora un nuevo modelo de alojamiento que aúna naturaleza y confort. El glamping, la evolución más «pija» del campismo, arrasa en festivales y se posiciona como un sector al alza en la provincia de A Coruña. Es tendencia.

Desde la plataforma líder en reservas para estos alojamientos con estilo -la sevillana Glamping Hub- anotan que la acampada con glamur «es una forma de viajar que permite a los huéspedes disfrutar de la naturaleza, pero con todas las comodidades». Y añaden entre las características, «servicios cinco estrellas y vistas inmejorables».

Para Fernando Colón, presidente de la Asociación de Cámpings del Noroeste, es una vuelta de tuerca al cámping tradicional, dirigido a un público ávido de experiencias diferentes, que aunque quiere conectar con la naturaleza, busca además disponer de todos los servicios de un hotel.

«No tiene nada que ver con el cámping de toda la vida. De hecho, creo que ni siquiera competimos estrictamente, porque nos dirigimos a turistas diferentes», asegura Nieto. «Los cámpings están más enfocados a las familias, y funcionarán en tanto que haya niños», incidiendo en el papel de estos últimos como prescriptores. Mientras, el glamping pesca especialmente entre los jóvenes.

De hecho, hay establecimientos como Albarari Campo Stellae, próximo a la playa de As Margaridas, en Oleiros, que programan semanas puntuales para que los menores puedan disfrutar de la experiencia de dormir en sus burbujas, bajo el firmamento, aunque «evitamos la confluencia», tal y como señala Eduardo Guillén, su responsable.

El sector crece sin prisa pero sin pausa. Un vistazo a los principales portales web -la citada plataforma de Internet o My different place- permite rastrear entre las múltiples variedades de glamping (tiendas de campaña de lujo, yurtas, iglús...) al menos media docena de alojamientos en la provincia coruñesa. Aunque no están todos los que son. Es el caso de las ya célebres burbujas oleirenses que, como reza su lema, aunque no te prometen la luna, te acercan a las estrellas. Tampoco se halla el recién reinaugurado cámping de A Lagoa, en Valdoviño, situado junto a la laguna de A Frouxeira, que ha hecho una apuesta decidida por el glamur para diferenciarse.

«Vimos que había mucha gente que se gastaba un dinero en una autocaravana para disfrutar de la naturaleza de forma cómoda, y decidimos darle todas las facilidades», explica Eliseo Carballeira, uno de los socios del negocio, que señala que «surfistas y muchos visitantes se entregan al glamping en cuanto ven las tiendas safari», confirmando lo que desde Albarari, definen como una «reserva caprichosa», sin excesiva planificación. Algo que permite aún encontrar huecos para este verano.

El abanico de precios varía de unos negocios a otros. Y, en buena medida, la tarifa va directamente relacionada con los lujos.Con todo, hay opciones a partir de los 80 euros por noche-caso del camping valdoviñés-, aunque son las menos. De hecho, el precio es uno de los peros que se le ponen al glamping. «Me gusta este tipo de estancias porque ofrecen la posibilidad de hacer una escapada distinta. El único inconveniente es su precio y que, habitualmente, es necesario reservar con mucha antelación», concluye Rocío, tras haber disfrutado de las burbujas y de las Cabañitas del Bosque, en Outes.