Deshumanización

Nona Inés Vilariño MI BITÁCORA

FERROL

20 ago 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

La progresiva automatización de la atención al ciudadano es, con frecuencia, un recorrido laberíntico que se convierte en círculo vicioso. Pero no solo esto provoca deshumanización. Hay entre los colectivos de profesionales, públicos o privados, quienes responden como contestadores automáticos. No miran a su interlocutor; oyen pero no escuchan y, con la ya cansina rutina de los recortes, buscan culpables

«allá arriba»: la Xunta; el alcalde; el director etc. Y a ellos compete, dicen, cualquier solución… Es real que no todos los ciudadanos tienen una actitud correcta (excluyo la violencia que merece otro tratamiento) al solicitar atención. Pero esto no justifica que quien, cansado de esperar y a veces de sufrir, reciba como respuesta: indiferencia o un sarcasmo con tufo a «politiqueo».

Muchos lectores me piden que denuncie este deterioro. Muy especialmente cuando se trata de mayores, enfermos o personas que llegaron tarde a la banca electrónica o al uso de aplicaciones como vía de gestión de sus demandas. Nada justifica la desconsideración o la soberbia del que se siente seguro en su puesto o por encima de... Actitud que daña gravemente el prestigio de muchísimos profesionales comprometidos, que constituyen un referente de eficacia y humanidad.

Hay sufrimiento detrás de la impotencia ante el desamparo de los que solo tienen el recurso de la resignación o una reclamación de eficacia relativa. Y esto contribuye a la crispación, peligrosa enemiga de la serenidad y el respeto, señas de identidad de una sociedad solidaria y justa, exigencia esencial de la democracia.