Cachivaches

José Varela FAÍSCAS

FERROL

01 ago 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Quienes frecuentan los ríos de la comarca ferrolana disfrutan del paisaje desde una perspectiva que es escasamente conocida. Fuera del conjunto de lugares que gozan de merecido prestigio por su belleza, y que por aquí tenemos en abundancia y variedad, hay espacios naturales de extraordinario encanto que permanecen ocultos para la gran mayoría de la población. Los pescadores fluviales, que ayer dijeron adiós a la temporada truchera de este año, son un colectivo que se recrea en su contemplación, y a veces han de darse por satisfechos con ella si la cesta vuelve vacía. También son testigos de escenas no tan paradisíacas: hasta en los más recónditos parajes, en lo más profundo de la fraga ha de quedar patente la huella de la estupidez humana: lavadoras inservibles, neveras de desecho, microondas estropeados, colchones, jergones, muebles de formica, plásticos de todo género… y digo estupidez quedándome corto. Desde hace años, tanto las firmas de electrodomésticos como los ayuntamientos disponen de un servicio de retirada de enseres, que si en el segundo caso es gratuito, en el primero va incluido en precio del nuevo aparato que sustituye al dado por inservible. Viendo los lugares donde yace la chatarra, es fácil conjeturar el trabajo que implicó cargar el cachivache en un vehículo, conducir por pistas de tierra -o con lodo, en caso de lluvia- llegar al lugar previamente elegido, descargarlo y arrojarlo ladera abajo hasta que tope con un carballo. Y el fenómeno debe de ser altamente contagioso, a saber si despierta un morbo especial solo al alcance de algunas mentes, porque la proliferación de aparatos abandonados en medio del monte es apabullante.