Nora, la perra que enseña escuchando en Fene

Chema Corral FENE

FENE

CESAR TOIMIL

El colegio Jorge Juan retoma el programa de lectura asistida con canes, tras los buenos resultados del pasado curso

11 feb 2019 . Actualizado a las 21:57 h.

Y Nora obró el milagro. Antonio Betanzos, alumno de segundo de primaria del colegio Jorge Juan de Fene, se siente más seguro y ha dejado atrás los miedos a relacionarse con los compañeros. Diagnosticado con un trastorno específico del lenguaje (TEL) que, en su caso, lo lleva a cambiar sílabas cuando habla y afecta a su comprensión lectora, ha experimentado un avance sustancial. Un cambio en el que una perra adiestrada ha sido clave.

El pequeño fue uno de los doce escolares que se beneficiaron durante el pasado curso escolar del innovador «Perros y letras», una terapia asistida con canes, importada de Estados Unidos por R.E.A.D (Readindo Education Assistance Dogs) España, y orientada a mejorar las habilidades de lectura de los niños participantes.

Un proyecto que se acaba de reanudar en el centro, tras el éxito cosechado el pasado año. «Mi hijo no entendía nada de lo que leía, era como si fuera un extranjero en su propia lengua y ha avanzado mucho», explica la madre de Antonio, María José Fernández.

En sesiones semanales de 20 minutos, adaptadas a las necesidades de cada menor, los niños elegidos van leyendo historias a Nora que no deja de reaccionar a la lectura. Se agita, mueve la cabeza, levanta una de sus patitas cuando los pequeños se equivocan y pregunta a su manera, cuando quiere que le expliquen algún concepto, explica Inés Santalla, la profesora de infantil que propuso la implantación del programa. «Es alucinante lo que hace, y ver la caras y la ilusión de los niños», añade.

«La perra -una golden retriever muy alegre- actúa como un motivador y con ella los pequeños asumen el rol de maestros, que deben esforzarse para que aprenda los cuentos que se supone que le gustan». «Los niños se sienten muy seguro porque Nora no los juzga, no se ríe de ellos y eso hace que no sientan tanta presión y les da seguridad», anota Laura González, coordinadora del programa en la provincia.

Estudiantes a los que les cuesta  leer o que no van al ritmo de sus compañeros, pequeños con problemas diagnosticados (TEL, trastornos de espectro autista...), y otros que, simplemente, necesitan reforzar su autoestima se convierten en los elegidos por Nora, relata González. «La perra los viene a buscar a clase y eso hace que se sientan importantes y fomenta la relación con los compañeros que se interesan por el perro», explica Santalla, quien señala que «Perros y letras» supone un auténtico «chute de energía».

Gracias a la buena acogida, y a los resultados, otros doce niños se benefician del programa, que este año estará financiado por el propio centro, en colaboración con el Anpa, durante los últimos dos trimestres de este curso. Los resultados, en pocos meses.