El profesor de una generación de ferrolanos

Carla Elías Martínez
Carla Elías FERROL

FERROL CIUDAD

Manuel Fuertes ha sido homenajeado por su extensa familia y un grupo de exalumnos del Tirso de Molina con motivo de la celebración de su centenario

18 ago 2017 . Actualizado a las 11:21 h.

«¿Te acuerdas del día que dijo: ‘Esa fila, ¡todos para fuera!’ y cogieron todos sus pupitres y los sacaron; o cuando nos hizo poner las mesas en diferentes equilibrios para ver lo que pasaba?». Son algunas de las anécdotas escolares que recuerdan los alumnos de Manuel Fuertes. Más conocido como Don Manuel, fue profesor de química, física y matemáticas de toda una generación de ferrolanos, ya que dio clases en el antiguo colegio Rapariz (hoy Valle Inclán), en el colegio de López Dafonte, en el instituto Concepción Arenal (Masculino), en el Tirso de Molina y en Maestría (precedente de la Formación Profesional actual) hasta jubilarse en 1985. Ahora, con motivo de su centenario, tanto su extensa familia como quienes lo recuerdan como «un profesor que dejó huella» le han dedicado varios homenajes.

Nació el 5 de agosto de 1917 en Ferrol. Sus padres eran maragatos, procedían de León, y vinieron a la urbe naval para abrir unos ultramarinos. «Donde hoy son Los Cazadores tuvieron una tienda, y antes en La Campana del muelle», recuerda uno de sus hijos, Jaime. La historia de cómo se conocieron sus padres, Manuel y María de los Ángeles Gamundi, es casi de película ya que residían en el mismo inmueble de la calle Magdalena, uno en el primero y otro en el segundo. Se casaron en el año 1944 y siguieron afincados a Ferrol. Tuvieron ocho hijos: Manuel, María de los Ángeles, Francisco Javier, Alfredo, José, Jaime, Mari Paz y Rosario. La familia ha crecido tanto que ahora mismo tienen ya 22 nietos y 18 bisnietos. Tras jubilarse, explica el hijo, sus padres se dedicaron a disfrutar un poco más de la vida, viajar, sobre todo a Benicàssim, y disfrutar de la familia.

Fortes estudió Químicas de lo que ejerció como profesor. También fue químico en la Marina. «A las ocho de la mañana estaba dando la primera clase, iba a Rapariz, después iba al instituto, otras dos horas en Dafonte, después en la Marina, por las tardes continuaba en el Tirso y terminaba en Maestría. Trabajó tantas horas para que todos sus hijos pudiésemos ir a la universidad», recuerda Jaime.

Fue un profesor querido porque «tiene mucha paciencia, vocación y profesionalidad. A quienes dio clases le recuerdan con mucho cariño», destaca la familia. Tanto es así que aunque Manuel lleva 32 años alejado de las aulas, exalumnos del Tirso acaban de organizarle un homenaje para felicitarle por su cien cumpleaños. Fueron unos días antes de la fecha a su casa a entregarle un obsequio ya que don Manuel no pudo acudir al acto, aunque su hijo destaca que lo recibió «muy contento y emocionado».

También quisieron homenajearle su extensa familia y 63 miembros lo celebraron en el Club de Campo.

Cómo llegar al centenario

El secreto para llegar al centenario es ser «metódico» con hábitos de vida saludables sin fumar ni beber. «Si está en casa se sienta en una silla para tener la espalda recta y no se mueve de ahí», apunta Jaime.