La memoria de Ucha cumple 90 años

Bea Abelairas
Bea abelairas FERROL

FERROL CIUDAD

Ucha

La hija menor del arquitecto, que fue su secretaria, lo celebra hoy con su gran familia

18 nov 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hoy el hotel Almirante acoge una gran celebración, la de los 90 años de Lucina Ucha Donate, la hija pequeña del arquitecto Rodolfo Ucha y uno de sus grandes apoyos. Lucila siempre vivió con su padre y es ella la que sigue velando por sus bienes más personales y preciados, como su coche, un antiquísimo Renault con el que se escapaba a pescar al río Xuvia y que compró en torno a 1913 para ir a visitar a su mujer, Ángeles Donate, a Asturias.

En ese mismo vehículo viajaron muchas veces los cinco hijos del arquitecto, las dos pequeñas, Lucila y Clara (de 92) recordarán hoy esas excursiones y un buen número de episodios de una familia que comparte el amor por los viajes, por la música y por la literatura. Todos, el primero Rodolfo padre, tocaron el piano y era el arquitecto municipal de Ferrol el que llevaba personalmente a sus hijas a Madrid para examinarse en los estudios de este instrumento. «Otra de las grandes aficiones era leer por las tardes, lo hacían en alto, mi madre recita poesías larguísimas que recuerdan perfectamente», cuenta Clara Alberto Ucha, una de las sobrinas que está poniendo en marcha una celebración que, por supuesto, tendrá una sorpresa musical.

Independiente, trabajadora

Lucila acaba de regresar de un viaje por Europa en el que recorrió con sus sobrinos Praga y Múnich. Es uno de los muchos que ha realizado en su vida, porque desde muy joven hizo posible por ver mundo: empezó muy joven con el grupo ferrolano de Coros y danzas con el que conoció Estados Unidos, aunque también dedicó 22 años a trabajar en el estudio que Rodolfo Ucha abrió con su único hijo arquitecto en la esquina de la plaza de Armas en la que confluyen la calle Real con Rubalcava. «Era la secretaria, la que organizaba, realmente la gobernanta...», cuentan unos allegados que aseguran que Lucila siempre ha sido una gran emprendedora. Cuando se jubiló se interesó por la cocina y comenzó a realizar cursos al tiempo que dinamizaba las asociaciones de amas de casa. «Aún conduce su coche para acercarse a la de Cabanas», explican sus sobrinas que recuerdan muchos cruceros por los mares del norte de su intrépida tía.

Ella da fe de lo mucho que quería Ucha a Ferrol, un lugar en el que le encantaba proyectar edificios con retos arquitectónicos porque sabía que podía confiar en buenos artesanos de la madera o el hierro. Sin embargo, sus dos hijas recuerdan otros episodios más complicados, como cuando su padre comenzó a construir la traída de agua y las aguadoras lo insultaban cuando iba a inspeccionar cómo iban las obras. «Él era un gran conversador, muy alegre, y eso es algo que ha transmitido a sus hijos, todos muy longevos, como fue él, que se fue a los 98 años», rememora una familia que siempre ha estado muy unida y que suma casi un centenar de descendientes directos. Cerca de 70 (entre los que hay cuatro arquitectos y dos estudiantes de Arquitectura) han confirmado que estarán hoy en el Almirante para brindar con Lucila y para volver a reírse juntos.