El Yate empieza a renacer en el muelle

FERROL CIUDAD

ESTEVO BARROS

Los nuevos dueños regresaron a Ferrol desde Ibiza y desean que esté abierto de cara al verano

20 abr 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El pasado mes de enero, la Autoridad Portuaria de Ferrol-San Cibrao anunció, vía Boletín Oficial del Estado, que una persona estaba interesada en explotar el antiguo bar Yate. La solicitud iba a nombre de Álvaro González, que ya se ha puesto manos a la obra para devolver a la vida el que fue un referente durante décadas en el muelle.

Él, ferrolano, y su pareja, coruñesa, se pusieron en contacto con el organismo portuario hace año y medio, en noviembre del 2015. Entonces estaba en vilo la concesión del establecimiento, que llegó a otorgarse. Sin embargo, el primer adjudicatario se echó atrás y el local de hostelería volvió a quedar disponible. «En ese momento fue cuando nos animamos», expresa Álvaro a La Voz.

La pareja llevaba cuatro años en Ibiza, regentando otro negocio hostelero, pero optaron por regresar a su tierra. Él, de hecho, llevaba casi dos décadas trabajando y viviendo fuera de su ciudad. «Somos de aquí al lado y teníamos ganas de volver. Además, vimos que Ferrol está reaccionando poco a poco», valora el nuevo propietario, que a lo largo de la jornada de este viernes tenía previsto comenzar las obras, una vez el Concello le ha concedido la licencia necesaria. 

Renovación interior y exterior

En el exterior del establecimiento ya no se encuentra la parra, uno de los símbolos de la terraza, debido a que estaba podrida y corría peligro que cayese. No obstante, los dueños podrían recuperarla si entra dentro de sus planes de una renovación integral del local. Y es que, aunque se mantendrá la estructura, todo el interior, ahora completamente vacío, será nuevo. Eso sí, se tratará de conseguir, adelanta Álvaro, que vuelva a convertirse «en un emblema del puerto».

Esta «gran inversión» -prefiere no dar cifras- podría ser una realidad este mismo verano si se cumplen los deseos de los propietarios. «Estamos con muchas ganas», subrayan.

El Yate estuvo en manos de una familia durante sus seis décadas de vida, hasta que se desprendieron de él en el 2013. Cumplió su misión de estación marítima de pasajeros y siempre fue en el muelle un punto de encuentro para la gente del mar. «Era un sitio de siempre, bien situado y entrañable», señalaron en enero los antiguos dueños.