Volver a la normalidad

Manuel Couce DESDE LA ALAMEDA

FERROL CIUDAD

14 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando la presidenta de Navantia vino a estas tierras anunció que tenía en su poder un documento formalizado suscrito entre los Gobiernos de España y de Arabia Saudí para contratar cinco corbetas para la Marina Real de aquel país, y que se construirían en nuestros astilleros, la noticia volvió a crear en la ciudad una conciencia de identidad rehabilitada, con signos de aliento hacia el cambio que se debe producir en la vida de la gente. De todos es sabido que Ferrol se levantó con la construcción naval hace más de doscientos años, y ello supone volver a la normalidad, dando trabajo al núcleo central de su economía que tiene infrautilizadas unas instalaciones donde se construyeron los grandes buques que surcan los mares, y al mando de nuestros marinos, para dar seguridad al mundo.

Esta confirmación vuelve a situar a Ferrol en el mapa, y los rayos del sol comenzarán a cotizarse más caros en las mesas de nuestras calles peatonales. Mi abuelo me decía que no perdiera la esperanza, que el «buen tiempo» llegaría. Por supuesto que se refería al clima, no al golpe de crisis brutal que sufre este ciudad desde hace lustros, por el filibusterismo de los políticos y el abandono de las instituciones. Fue este el período de crisis más largo de nuestra democracia y los representantes locales parecen de cartón piedra, dejaron caer la comarca, y en ningún momento se le vio participar como miembros activos en nuestros problemas que tienen su origen en la economía.

Y aunque de esta saldremos magullados, los ferrolanos recibimos de muy buen grado que vuelva la actividad, será un tiempo nuevo con el empleo recuperado en parte. No se alcanzarán los niveles anteriores, porque como se sabe, se han abierto nuevos factores en el conocimiento, las nuevas tecnologías y la automatización de los procesos industriales que son claves para mejorar el modelo productivo también de la empresa naval. De estas novedades, algunas ya están en marcha. Me lo confirmó el almirante Romero Caramelo -que está en Madrid dando amparo a Navantia- y aseguro que no habrá impacto de erosión en la confianza depositada siempre en los técnicos y operarios del astillero, que sin ellos la empresa no se comprometería a cumplir unos objetivos en este momento históricos. Así pues, las gradas están preparadas para recibir las primeras chapas. ¿Para cuándo?