Rescatan a un okupa de un fuego causado por una vela en el Sánchez Aguilera

Carmela López
CARMELA LÓPEZ FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

ESTEVO BARROS

El hombre tenía síntomas de intoxicación y fue trasladado en ambulancia al hospital

22 oct 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Uno de los okupas de un edificio del antiguo cuartel Sánchez Aguilera tuvo que ser trasladado al Hospital Arquitecto Marcide de Ferrol tras sufrir una intoxicación por humo en un incendio registrado la madrugada de ayer en el habitáculo en el que vivía. Se trata de Luis Castiñeira Castroviejo, de 53 años, que en una entrevista publicada por La Voz en septiembre pasado manifestaba: «Un día de estos vamos a salir volando», en referencia a las condiciones en las que viven las personas que están okupando esas antiguas instalaciones militares.

El incendio se registró en un habitáculo de unos 15 metros cuadrados, repleto de ropa y objetos inservibles, que le servía de hogar, y tuvo su origen en una vela que prendió fuego en el que colchón en el que Luis Castiñeira estaba durmiendo.

Otros okupas de una estancia colindante fueron los que alertaron a los servicios de emergencia sobre las 3.45 horas, al comprobar que por la puerta, único hueco del habitáculo incendiado, salía una gran cantidad de humo. Los primeros en llegar al lugar del suceso fueron los agentes de la Policía Local de Ferrol, que tuvieron que acceder hasta el fondo de la estancia para sacar al exterior al okupa, que, si bien estaba consciente, presentaba un aspecto totalmente ennegrecido por el humo y tenía dificultades para respirar. El desalojo tuvo que realizarse con gran celeridad y con riesgo incluso para los propios policías, porque entre los desechos amontonados se estaban produciendo pequeñas explosiones. El afectado fue depositado sobre una manta, facilitada por otra familia okupa, hasta la llegada de una ambulancia medicalizada que lo trasladó al hospital. Por su parte, los bomberos de Ferrol sofocaron el fuego. El habitáculo quedó anegado por el agua, porque el hueco de la puerta está situado a unos diez centímetros de altura y no hay otra salida.

Luis Castiñeira reconocía en la reciente entrevista que el edificio en el que habitan él y varias familias es una auténtica bomba de relojería, porque tienen que hacer fuego y encender velas, ya que no hay electricidad.