Vuelta al mundo en crucero en 119 días

ana f. cuba FERROL / LA VOZ

FERROL CIUDAD

CEDIDA

La ferrolana María Eugenia Lorenzo y su marido, el eumés Miguel Ángel Placer, regresaron en mayo del «viaje soñado»

15 sep 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

A la ferrolana María Eugenia Lorenzo, profesora de Matemáticas jubilada, y a su marido, el eumés Miguel Ángel Placer, también funcionario y retirado, les apasiona viajar. Tienen 61 años y han recorrido decenas de países, en coche por Europa, en avión o en cruceros (cuatro); se han colgado la mochila a la espalda y han hecho escapadas de dos días a casas rurales. «Por soñar, soñaba con una vuelta al mundo, al jubilarnos, algo bonito para celebrarlo», cuenta la maestra, que se reconoce «miedosa» en la vida cotidiana y en ruta se transforma.

Dos años antes del retiro emprendieron su particular travesía por la Red, hasta que dieron con MSC Cruises. «Hay varias compañías que hacen vueltas al mundo y esta debutaba en este mercado. El primer viaje iba a salir en enero de 2018, justo cuando yo cumplía los 60, pensaba que ya podría celebrarlo de inmediato, aún como un sueño; pero al final partía el 7 de enero de 2019 de Barcelona [el 5 de Génova]. El itinerario era buenísimo, de las cuarenta y pico ciudades en las que paraba solo conocíamos dos», relata. En la agencia Viajes Paco, en Ferrol, se ocuparon del resto. Y el sueño se cumplió.

Esta pareja compartió navegación y vida durante 119 días y 118 noches con más de dos mil pasajeros de todo el mundo. «Es otra ventaja añadida, la experiencia intercultural», comenta la ideóloga. Asegura que este viaje, que culminó el 5 de mayo en Barcelona, le ha servido para «entender mucho mejor el mundo»; y para descubrir, por ejemplo, «muchísimas islas del Pacífico a las que nunca irías a propósito». La vuelta al mundo en barco «no da para conocer el mundo profundamente, pero sí para llevarte una pincelada de los contrastes culturales, como los bailes zahoríes o las hakas neozelandesas; o lugares que tienes mitificados, como Sídney, cenando a bordo entre el Puente de la Bahía iluminado y la Ópera». A María Eugenia le fascinaron los espectáculos teatrales y musicales, en las veladas en el barco, y las experiencias gastronómicas, con ocho chefs internacionales con estrellas Michelin (en Barcelona subió Ramón Freixa). Ella lo define como «un viaje de naturaleza», con hasta cinco días sin pisar tierra. «En el Índico ves algunas de las playas más famosas del mundo... Y yo les decía ‘si tuvieran San Xurxo’, las nuestras no desmerecen nada». La ruta la programaron en detalle, con expediciones propias desde algunos puertos, para ver los templos de Camboya -«apoteósico»- o volar de Los Ángeles a Las Vegas y retomar el barco en San Francisco. «Es el viaje soñado -repite-, lo preparé en dos años, pero lo voy a vivir hasta que me muera, aunque repita».