Pacocho

José Varela FAÍSCAS

FERROL CIUDAD

03 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Tengo más facilidad para recordar las circunstancias que las fechas, prefiero concederme que como le sucede a la mayoría. Me resulta sencillo deshilvanar el ovillo apelmazado en la memoria y relacionar unos hechos con otros, asociando piezas arrumbadas en el desván del olvido para crear contextos que hagan explicable un pasado que se hace más caótico a medida que se aleja. El camino de la vida, y no quiero ponerme estupendo, se estrecha con la edad, de modo que al adentrarse en él se van perdiendo para siempre jirones de la memoria, adheridos a los años que se van. Puedo recordar, por ejemplo, con cierta claridad el primer día que Francisco Corbeira, Pacocho, un joven e inteligente periodista, se incorporó a la redacción de la delegación de La Voz en Ferrol, cómo su carácter afable y optimista facilitó su integración en el equipo y su posterior encaje en él. Recuerdo también su generosa disponibilidad para acometer las tareas que le encomendaba, y su ánimo alegre y positivo para resolverlas. Había trabajado en otro periódico en Santiago, en condiciones que entonces nos parecían precarias y no eran peores que las que hoy padecen tantos periodistas. (No aprendemos que las conquistas sociales siempre son provisionales para los trabajadores y así nos va). Siempre le agradecí a Pacocho su esfuerzo y dedicación en un momento en el que el trabajo nos desbordaba, sentimiento que derivó en afecto y amistad, y se mantuvo cuando dejó La Voz y emprendió otros caminos animado siempre por el optimismo y la confianza en sí mismo. Hace unos días supe de su fallecimiento. Su familia debe de saber que el vacío de su ausencia lo comparten quienes fueron sus amigos.